(1927)
Letra: Jacinto Font
Música: Guillermo Cavazza
Milonguera, bullanguera, que la vas de alma de loca,
la que con su risa alegre, vibrar hace el cabaret,
la que llevas la alegría en los ojos y en la boca,
la que siempre fueras reina de la farra y del placer.
Todo el mundo te conoce de alocada y jaranera,
todo el mundo dudaría lo que yo puedo jurar:
que te he visto la otra noche parada en una vidriera
contemplando a una muñeca con deseos de llorar.
Te pregunté qué tenías y me respondiste: nada...
adivinando al verte tan cambiada
que era tu intento ocultarme la verdad.
La sonrisa de tus labios dibujaban quedó helada
y una imprevista lágrima traidora
como una perla de tus ojos fue a rodar.
Quién creyera, milonguera, vos que siempre te reíste,
vos siempre te burlaste de la pena y del dolor,
ibas a mostrar la hilacha poniéndote seria y triste
por una pobre muñeca modestita, y sin valor.
Yo te guardaré el secreto, no te aflijas, milonguita,
por mí nunca sabrá nadie que has dejado de reír,
y no vuelvas a mirar a esa pobre muñequita
que te recuerda una vida que ya no puedes vivir.
Ríe siempre, milonguera, bullanguera, casquivana
para qué quieres amargar la vida
pensando en cosas que no pueden ser.
Corre un velo a tu pasado, sé milonga, sé mundana,
para que así los hombres no descubran
tus amarguras, tus tristezas de mujer.
Letra: Jacinto Font
Música: Guillermo Cavazza
Milonguera, bullanguera, que la vas de alma de loca,
la que con su risa alegre, vibrar hace el cabaret,
la que llevas la alegría en los ojos y en la boca,
la que siempre fueras reina de la farra y del placer.
Todo el mundo te conoce de alocada y jaranera,
todo el mundo dudaría lo que yo puedo jurar:
que te he visto la otra noche parada en una vidriera
contemplando a una muñeca con deseos de llorar.
Te pregunté qué tenías y me respondiste: nada...
adivinando al verte tan cambiada
que era tu intento ocultarme la verdad.
La sonrisa de tus labios dibujaban quedó helada
y una imprevista lágrima traidora
como una perla de tus ojos fue a rodar.
Quién creyera, milonguera, vos que siempre te reíste,
vos siempre te burlaste de la pena y del dolor,
ibas a mostrar la hilacha poniéndote seria y triste
por una pobre muñeca modestita, y sin valor.
Yo te guardaré el secreto, no te aflijas, milonguita,
por mí nunca sabrá nadie que has dejado de reír,
y no vuelvas a mirar a esa pobre muñequita
que te recuerda una vida que ya no puedes vivir.
Ríe siempre, milonguera, bullanguera, casquivana
para qué quieres amargar la vida
pensando en cosas que no pueden ser.
Corre un velo a tu pasado, sé milonga, sé mundana,
para que así los hombres no descubran
tus amarguras, tus tristezas de mujer.