(Manuel Alejandro)
Ella es así, ella es así;
vuelve siempre a sucumbir.
En el lago azul estaba
deshojando margaritas
y jugándose a una carta
Si la muerte,
Si la vida...
Y la guise disuadir
con la variedad de verdes,
con las hojas que se mueven
al capricho de la brisa
plateadas por el sol.
Terminamos viendo cine,
compartiendo nuestro aliento
y entre beso,
beso y beso,
palomitas de maíz...
Ya no hablamos más del lago
ni de aquellas margaritas,
fue aferrándose a la vida
y volviendo a sonreír
y volviendo a sonreír
y volviendo a sonreír.
Ya en mi hogar revolotea,
es mi amiga,
cornpañera,
mi amuleto do la suerte,
talismán,
mi buena estrella,
mi alegría,
mi adicción...
Yo su agua calentita
En las noches frias de invierno;
Yo su apoyo,
Su pañuelo,
Su cobija,
Su edredón.
Pero nunca se le olvida
que es juguete de la vida
y sin más desaparece
y se me enreda por ahí
con cualquiera que la mira,
con la voz que la enamora
y en su noche blanca y loca
vuelve siempre a sucumbir,
vuelve siempre a sucurnbir,
vuelve siempre a sucumbir.
Ella es así,
ella es así;
vuelve siempre a sucumbir.
vuelve siempre a sucumbir.
Ella es así,
ella es así;
vuelve siempre a sucumbir.
...Y aparece una mañana
de volar desengañada;
piel ajada,
piel sin brillo,
un despojo sin sentido,
arco iris sin color...
Y le curo las heridas
de su alma con mi vida,
aunque sé que es su destino,
que no tiene solucilón.
Ella es así, ella es así;
vuelve siempre a sucumbir.
En el lago azul estaba
deshojando margaritas
y jugándose a una carta
Si la muerte,
Si la vida...
Y la guise disuadir
con la variedad de verdes,
con las hojas que se mueven
al capricho de la brisa
plateadas por el sol.
Terminamos viendo cine,
compartiendo nuestro aliento
y entre beso,
beso y beso,
palomitas de maíz...
Ya no hablamos más del lago
ni de aquellas margaritas,
fue aferrándose a la vida
y volviendo a sonreír
y volviendo a sonreír
y volviendo a sonreír.
Ya en mi hogar revolotea,
es mi amiga,
cornpañera,
mi amuleto do la suerte,
talismán,
mi buena estrella,
mi alegría,
mi adicción...
Yo su agua calentita
En las noches frias de invierno;
Yo su apoyo,
Su pañuelo,
Su cobija,
Su edredón.
Pero nunca se le olvida
que es juguete de la vida
y sin más desaparece
y se me enreda por ahí
con cualquiera que la mira,
con la voz que la enamora
y en su noche blanca y loca
vuelve siempre a sucumbir,
vuelve siempre a sucurnbir,
vuelve siempre a sucumbir.
Ella es así,
ella es así;
vuelve siempre a sucumbir.
vuelve siempre a sucumbir.
Ella es así,
ella es así;
vuelve siempre a sucumbir.
...Y aparece una mañana
de volar desengañada;
piel ajada,
piel sin brillo,
un despojo sin sentido,
arco iris sin color...
Y le curo las heridas
de su alma con mi vida,
aunque sé que es su destino,
que no tiene solucilón.