Frontera de tus labios
soy guardian de los riachos,
de los barrancos de ayer y de hoy.
Tengo arcilla en la mirada,
dos escobas por pestaña
que van riendo pues llorar aun no me sale.
Que no se manche tu cara de desamparo
cuando no quede silueta en tu sombra
cuando un trapero de guante moreno
revuelva las sabanas de tu descanso.
y que se levanten los cantes valientes
que aguantan los palos de la muchedumbre
que abran vetas de esperanza en abismos.
y que se rebienten las campanas,
trabajalero y libre de la tinta
que acurrucan pensamientos en sus manos.
trincheras de los lastres
que maquillan los desastre
de lo que transcurre y esta por llegar.
tengo astillas en mi almohada
y escardillos de labranza
que van asustando, pues matar aun no me sale.
que no se manche tu cara de desamparo
cuando no quede silueta en tu sombra
cuando un trapero de guante moreno
revuelva las sabanas de tu descanso.
y que se levanten los cantes valientes
que aguantan los palos de la muchedumbre
que abran vetas de esperanza en abismos.
y que se rebienten las campanas,
trabajalero y libre de la tinta
que acurrucan pensamientos en sus manos.
soy guardian de los riachos,
de los barrancos de ayer y de hoy.
Tengo arcilla en la mirada,
dos escobas por pestaña
que van riendo pues llorar aun no me sale.
Que no se manche tu cara de desamparo
cuando no quede silueta en tu sombra
cuando un trapero de guante moreno
revuelva las sabanas de tu descanso.
y que se levanten los cantes valientes
que aguantan los palos de la muchedumbre
que abran vetas de esperanza en abismos.
y que se rebienten las campanas,
trabajalero y libre de la tinta
que acurrucan pensamientos en sus manos.
trincheras de los lastres
que maquillan los desastre
de lo que transcurre y esta por llegar.
tengo astillas en mi almohada
y escardillos de labranza
que van asustando, pues matar aun no me sale.
que no se manche tu cara de desamparo
cuando no quede silueta en tu sombra
cuando un trapero de guante moreno
revuelva las sabanas de tu descanso.
y que se levanten los cantes valientes
que aguantan los palos de la muchedumbre
que abran vetas de esperanza en abismos.
y que se rebienten las campanas,
trabajalero y libre de la tinta
que acurrucan pensamientos en sus manos.