Allí donde la tarde muere
luego del cansancio de la trilla,
nos sorprendieron las sombras a los dos
descansando sobre la gramilla.
Allí donde el silencio duerme
acunando el sueño del rocío,
sobre tus labios mi boca derramó
la savia febril del amor mío.
Tu piel, pálida luna derretida,
llanto de jazmines parecía,
donde la siembra fecunda del amor
te dejó mi sangre hecha semilla.
Allí donde la noche deja
todo su misterio hecho poesía,
fuimos en busca del sueño que a los dos
la novena luna prometía.
Allí donde nació la vida
de nuestra esperanza madurada,
se hizo milagro en tu pecho y en tu voz
la canción de cuna que cantabas.
luego del cansancio de la trilla,
nos sorprendieron las sombras a los dos
descansando sobre la gramilla.
Allí donde el silencio duerme
acunando el sueño del rocío,
sobre tus labios mi boca derramó
la savia febril del amor mío.
Tu piel, pálida luna derretida,
llanto de jazmines parecía,
donde la siembra fecunda del amor
te dejó mi sangre hecha semilla.
Allí donde la noche deja
todo su misterio hecho poesía,
fuimos en busca del sueño que a los dos
la novena luna prometía.
Allí donde nació la vida
de nuestra esperanza madurada,
se hizo milagro en tu pecho y en tu voz
la canción de cuna que cantabas.