Cuatro años después
estoy esperando el teléfono en un bar,
y vos entrás decidida y te sentás. Pedís un café.
Se te ve muy bien.
Remera blanca y amarilla a rayas.
Busco el piso y no encuentro qué decir, igual no me ves.
El sol te aclara el pelo
como en la almohada de tu casa como tu remera:
blanco y amarillo
como tus cartas, de papel y limón
como el arroz al curry
las toallas del hotel
las monedas de un peso y tu dolor:
de yodo y algodón.
Peste y peste y alcohol.
Me acuerdo de una bolsa de papel
tu espalda y mis secretos de doctor, te hacían dormir
Ay te vuelvo a ver y todo se desnuda
me pregunto si quedaba algo más por dar
Si yo no doy más. Si no dí más.
Mi turno y llamo al fin. Hay que ir están los fierros y el camión.
Me desespero y cuelgo y ya lo sé, que voy a dudar.
Trato de no pensar, trato de no pensarnos
ahora que salgo corriendo al filo, al temblor
o a hacerme matar.
estoy esperando el teléfono en un bar,
y vos entrás decidida y te sentás. Pedís un café.
Se te ve muy bien.
Remera blanca y amarilla a rayas.
Busco el piso y no encuentro qué decir, igual no me ves.
El sol te aclara el pelo
como en la almohada de tu casa como tu remera:
blanco y amarillo
como tus cartas, de papel y limón
como el arroz al curry
las toallas del hotel
las monedas de un peso y tu dolor:
de yodo y algodón.
Peste y peste y alcohol.
Me acuerdo de una bolsa de papel
tu espalda y mis secretos de doctor, te hacían dormir
Ay te vuelvo a ver y todo se desnuda
me pregunto si quedaba algo más por dar
Si yo no doy más. Si no dí más.
Mi turno y llamo al fin. Hay que ir están los fierros y el camión.
Me desespero y cuelgo y ya lo sé, que voy a dudar.
Trato de no pensar, trato de no pensarnos
ahora que salgo corriendo al filo, al temblor
o a hacerme matar.