PEPE RODRÍGUEZ, EL DE LA BARBA EN FLOR
Pablo Guerrero
Pepe Rodríguez, el de la barba en flor.
cuando cae la tarde coge el metro hasta Sol,
sube las escaleras silbando una canción,
mirada en ristre, llega a la Plaza Mayor.
Pepe Rodríguez, el de la barba en flor,
es celta y árabe, ibero y español,
romántico y torero, guitarrero y cantor,
de mujeres y vinos muy buen catador.
Pepe Rodríguez, el de la barba en flor,
del "American Pie" es gran degustador
Arco de Cuchilleros baja con tal primor
que extranjeras y "guiris" le demandan amor.
Pepe Rodríguez, el de la barba en flor,
sabe inglés que aprendió de noche en un mesón.
Llega pues y sonríe, un vino y ya ligó
!Oh! mío Pepe, el de la barba en flor
Les habla de Unamuno, de Goya y de Colón,
de Segovia y Toledo, de playas y de sol
y de Pablo Guerrero, por aquello del folk.
Bueno esto último me lo he inventado yo.
Pepe Rodríguez, el de la barba en flor,
lleva a sus "guiris" a un piso coquetón,
y después de unas copas lo que allí sucedió
ni lo cuentas las crónicas, ni lo contaré yo.
Pepe Rodríguez, el de la barba en flor,
se porta como lo que es, un legítimo español,
y les regala un sombrero cordobés, cómo no,
y unas cuantas postales de Madrid con amor.
!Oh! mío Pepe, el de la barba en flor,
tus amigos te envidian por tu liberación,
vives como en Europa y salvas la tradición:
que los siglos te canten, como te canto yo.
Pablo Guerrero
Pepe Rodríguez, el de la barba en flor.
cuando cae la tarde coge el metro hasta Sol,
sube las escaleras silbando una canción,
mirada en ristre, llega a la Plaza Mayor.
Pepe Rodríguez, el de la barba en flor,
es celta y árabe, ibero y español,
romántico y torero, guitarrero y cantor,
de mujeres y vinos muy buen catador.
Pepe Rodríguez, el de la barba en flor,
del "American Pie" es gran degustador
Arco de Cuchilleros baja con tal primor
que extranjeras y "guiris" le demandan amor.
Pepe Rodríguez, el de la barba en flor,
sabe inglés que aprendió de noche en un mesón.
Llega pues y sonríe, un vino y ya ligó
!Oh! mío Pepe, el de la barba en flor
Les habla de Unamuno, de Goya y de Colón,
de Segovia y Toledo, de playas y de sol
y de Pablo Guerrero, por aquello del folk.
Bueno esto último me lo he inventado yo.
Pepe Rodríguez, el de la barba en flor,
lleva a sus "guiris" a un piso coquetón,
y después de unas copas lo que allí sucedió
ni lo cuentas las crónicas, ni lo contaré yo.
Pepe Rodríguez, el de la barba en flor,
se porta como lo que es, un legítimo español,
y les regala un sombrero cordobés, cómo no,
y unas cuantas postales de Madrid con amor.
!Oh! mío Pepe, el de la barba en flor,
tus amigos te envidian por tu liberación,
vives como en Europa y salvas la tradición:
que los siglos te canten, como te canto yo.