Qué de temblor de peces
hay en tus ojos
cuando penetro en ti
-buscándote, buscándote-
granizada de luz
en mi noche de agosto.
Qué temblor de manantiales
hay en tu boca
cuando bebo de ti
un buen sorbo de besos.
Qué de temblor de risa
hay en tus manos
cuando vienen a mí
- buscándome, buscándome-
para exigir al mundo
nuestra ración de dicha.
Qué de temblor de vida
hay en nosotros
cuando nos descubrimos
buscándonos, buscándonos
hasta sentirnos uno,
nuestros, resucitados
hay en tus ojos
cuando penetro en ti
-buscándote, buscándote-
granizada de luz
en mi noche de agosto.
Qué temblor de manantiales
hay en tu boca
cuando bebo de ti
un buen sorbo de besos.
Qué de temblor de risa
hay en tus manos
cuando vienen a mí
- buscándome, buscándome-
para exigir al mundo
nuestra ración de dicha.
Qué de temblor de vida
hay en nosotros
cuando nos descubrimos
buscándonos, buscándonos
hasta sentirnos uno,
nuestros, resucitados