Marchita el alma,
triste el pensamiento,
mustia la faz
y herido el corazón.
Atravesando
la existencia mísera,
sin esperanza ya,
sin esperanza
de alcanzar su amor.
Yo quise hablarle,
y decirle mucho...mucho...
pero al intentarlo
mi labio enmudeció.
Nada le dije,
porque nada pude...
pués era de otro ya,
pués era de otro ya
su corazón...
triste el pensamiento,
mustia la faz
y herido el corazón.
Atravesando
la existencia mísera,
sin esperanza ya,
sin esperanza
de alcanzar su amor.
Yo quise hablarle,
y decirle mucho...mucho...
pero al intentarlo
mi labio enmudeció.
Nada le dije,
porque nada pude...
pués era de otro ya,
pués era de otro ya
su corazón...