En los campos de mi Andalucía
los campanilleros en la madrugá,
me despiertan con sus campanillas
y con sus guitarras me hacen llorar.
Los gitanos que van por el monte
cantando y bailando al amanecer
de mis soles que maduran el trigo
pudriendo el tejido de un viejo rabel.
Suplicando el amor.
Con las manos al cielo mirando,
llenas de rocío de un sabio cantor.
En la historia del mundo no ha habido
los gritos tan claros de una nación;
santiguando con agua bendita
las manos rojizas de un santo patrón.
Que reza al andar
a las flores de un campo marchito
cargaíto de espinas de amargo aguijón.
los campanilleros en la madrugá,
me despiertan con sus campanillas
y con sus guitarras me hacen llorar.
Los gitanos que van por el monte
cantando y bailando al amanecer
de mis soles que maduran el trigo
pudriendo el tejido de un viejo rabel.
Suplicando el amor.
Con las manos al cielo mirando,
llenas de rocío de un sabio cantor.
En la historia del mundo no ha habido
los gritos tan claros de una nación;
santiguando con agua bendita
las manos rojizas de un santo patrón.
Que reza al andar
a las flores de un campo marchito
cargaíto de espinas de amargo aguijón.