Echo a correr, cruzo la esquina, parto una botella,
lo veo, el nota, gira un coche, casi me atropellan.
Tira, vacila, y salto la valla del norte,
sólo pienso en mi colega y en ese profundo corte.
Lleva muelles, camisa roja, gorra negra,
como esta mano coja esa cara, la desintegra.
Grito a la gente que lo paren, pero no se atreven,
dos hombres lo ven, corren hacia él pero no pueden.
Temor, en la parada choca con un anciano,
tengo calor, sudor, sobre mi espalda, mis manos,
y mi aliento dice, que me pare o me apuñala,
y yo le digo: "illo, el Niko ese cuerpo lo señala".
Sigue corriendo y da la vuelta a hermanos Pablo,
como pare probará la furia que suelta este diablo.
Mi corazón parece un tren de alta velocidad,
cabrón conocido en el barrio de 20 años de edad.
Lo siente, sabe que voy, detrás suya,
la gente sólo quiere verlo, busca bulla.
Pasa el kiosko, la cancha, cruza la carretera,
le hago la zancadilla y choca contra la acera.
Cierro el puño antes de mirarlo a la cara,
le doy lo suyo pero ¿qué pasa? Me separan, me sujetan,
no saben lo que están haciendo,
éste aprovecha un segundo y el cabrón sale corriendo.
Se levanta, empuja una mujer, se abre camino,
las tantas, no se qué hacer...
¡Te pillé, perro!
lo veo, el nota, gira un coche, casi me atropellan.
Tira, vacila, y salto la valla del norte,
sólo pienso en mi colega y en ese profundo corte.
Lleva muelles, camisa roja, gorra negra,
como esta mano coja esa cara, la desintegra.
Grito a la gente que lo paren, pero no se atreven,
dos hombres lo ven, corren hacia él pero no pueden.
Temor, en la parada choca con un anciano,
tengo calor, sudor, sobre mi espalda, mis manos,
y mi aliento dice, que me pare o me apuñala,
y yo le digo: "illo, el Niko ese cuerpo lo señala".
Sigue corriendo y da la vuelta a hermanos Pablo,
como pare probará la furia que suelta este diablo.
Mi corazón parece un tren de alta velocidad,
cabrón conocido en el barrio de 20 años de edad.
Lo siente, sabe que voy, detrás suya,
la gente sólo quiere verlo, busca bulla.
Pasa el kiosko, la cancha, cruza la carretera,
le hago la zancadilla y choca contra la acera.
Cierro el puño antes de mirarlo a la cara,
le doy lo suyo pero ¿qué pasa? Me separan, me sujetan,
no saben lo que están haciendo,
éste aprovecha un segundo y el cabrón sale corriendo.
Se levanta, empuja una mujer, se abre camino,
las tantas, no se qué hacer...
¡Te pillé, perro!