Alberto Domínguez (México)
Nadie comprende lo que sufro yo
canto pues ya no puedo sollozar,
solo temblando de ansiedad estoy
todos me miran y se van.
Mujer,
si puedes tu con Dios hablar,
pregúntale si yo alguna vez
te he dejado de adorar.
Y al mar,
espejo de mi corazón,
las veces que me ha visto llorar
la perfidia de tu amor...
Te he buscado donde quiera que yo voy,
y no te puedo hallar,
para qué quiero otros besos
si tus labios no me quieren ya besar.
Y tú,
quien sabe por dónde andarás
quien sabe qué aventura tendrás
¡qué lejos estás de mí...!
Te he buscado donde quiera que yo voy,
y no te puedo hallar,
para qué quiero otros besos
si tus labios no me quieren ya besar.
Y tú,
quien sabe por dónde andarás
quien sabe qué aventura tendrás
¡qué lejos estás de mí...!
¡De mí...!
¡De mí...!
Nadie comprende lo que sufro yo
canto pues ya no puedo sollozar,
solo temblando de ansiedad estoy
todos me miran y se van.
Mujer,
si puedes tu con Dios hablar,
pregúntale si yo alguna vez
te he dejado de adorar.
Y al mar,
espejo de mi corazón,
las veces que me ha visto llorar
la perfidia de tu amor...
Te he buscado donde quiera que yo voy,
y no te puedo hallar,
para qué quiero otros besos
si tus labios no me quieren ya besar.
Y tú,
quien sabe por dónde andarás
quien sabe qué aventura tendrás
¡qué lejos estás de mí...!
Te he buscado donde quiera que yo voy,
y no te puedo hallar,
para qué quiero otros besos
si tus labios no me quieren ya besar.
Y tú,
quien sabe por dónde andarás
quien sabe qué aventura tendrás
¡qué lejos estás de mí...!
¡De mí...!
¡De mí...!