Un día fui a cantar
a la Prisión de preventivos,
cruzamos con atención
por el metálico rastrillo,
había unos chicos
en el fondo del corredor,
espiando entre las rejas
el resplandor de la calle.
El escenario esta vez
estaba al borde del abismo,
un tufo a rancho y sudor
impregnaba el edificio,
hacinados en el patio de Carabanchel,
doctorándose en maldades
en la facultad del delito.
Tocamos rock,
en el ojo del huracán,
para presos sin condena,
el ojo del huracán.
Da miedo verlos saltar en medio del infierno,
en el ojo del huracán,
donde el tiempo se congela,
el ojo del huracán,
el rock amargo sonó en el huracán,
que es donde encierra sus vicios la sociedad.
Atrapados ahí
esperando para el juicio,
flotando en la ambigüedad,
ni inocentes, ni convictos.
Desconfiados me instruyeron
sobre el terror,
malos tratos, violencia,
degradación colectiva.
Tocamos rock,
en el ojo del huracán,
para presos sin condena,
el ojo del huracán.
Da miedo verlos saltar en medio del infierno,
en el ojo del huracán,
donde el tiempo se congela,
el ojo del huracán,
el rock amargo sonó en el huracán,
que es donde encierra sus vicios la sociedad.
Nunca lograré olvidarme de aquel lugar,
ni de los ojos de los presos al vernos entrar,
ni de que la palabra calle significa libertad, libertad!!
Por mucho tiempo que viva no podré olvidar, en el ojo del huracán,
para presos sin condena, el ojo del huracán,
también podemos tocar en medio del infierno, en el ojo del huracán,
donde el tiempo se congela, el ojo del huracán,
el rock amargo sonó, en el huracán,
que es donde encierra sus vicios la sociedad.
a la Prisión de preventivos,
cruzamos con atención
por el metálico rastrillo,
había unos chicos
en el fondo del corredor,
espiando entre las rejas
el resplandor de la calle.
El escenario esta vez
estaba al borde del abismo,
un tufo a rancho y sudor
impregnaba el edificio,
hacinados en el patio de Carabanchel,
doctorándose en maldades
en la facultad del delito.
Tocamos rock,
en el ojo del huracán,
para presos sin condena,
el ojo del huracán.
Da miedo verlos saltar en medio del infierno,
en el ojo del huracán,
donde el tiempo se congela,
el ojo del huracán,
el rock amargo sonó en el huracán,
que es donde encierra sus vicios la sociedad.
Atrapados ahí
esperando para el juicio,
flotando en la ambigüedad,
ni inocentes, ni convictos.
Desconfiados me instruyeron
sobre el terror,
malos tratos, violencia,
degradación colectiva.
Tocamos rock,
en el ojo del huracán,
para presos sin condena,
el ojo del huracán.
Da miedo verlos saltar en medio del infierno,
en el ojo del huracán,
donde el tiempo se congela,
el ojo del huracán,
el rock amargo sonó en el huracán,
que es donde encierra sus vicios la sociedad.
Nunca lograré olvidarme de aquel lugar,
ni de los ojos de los presos al vernos entrar,
ni de que la palabra calle significa libertad, libertad!!
Por mucho tiempo que viva no podré olvidar, en el ojo del huracán,
para presos sin condena, el ojo del huracán,
también podemos tocar en medio del infierno, en el ojo del huracán,
donde el tiempo se congela, el ojo del huracán,
el rock amargo sonó, en el huracán,
que es donde encierra sus vicios la sociedad.