Clavado muy hondo en la historia correntina,
Fortín cué del norte al paso de los avá;
quiero recordarte pueblo de mis mocedades
antes que tus calles queden sepultadas por el arenal.
Añoro tus quintas de enfilados naranjales,
tus chinas maduras quebradas sobre el maizal
y tu sol ardiente que vuelve la tierra arena,
hoy quema mi sangre cuando al recordarte digo este cantar.
De Caa Catí a Mburucuyá
más de quince leguas hay que atravesar.
Voy al trotecito cruzando el palmar
silbando bajito p***to he de llegar.
Baña tu costado el bravo Santa Lucía
vigilan sus aguas los nativos yacarés
y al norte el camino cambiante lonja de arena
lleva tus barrancas donde el río se alza Ita Ivaté.
Quisiera arrancarte de tu siesta provinciana,
gritarle a tu gente que no te deje morir
y echar en tus calles mi sangre de correntino
por ver si despiertas de tu antiguo sueño viejo Caa Catí.
Fortín cué del norte al paso de los avá;
quiero recordarte pueblo de mis mocedades
antes que tus calles queden sepultadas por el arenal.
Añoro tus quintas de enfilados naranjales,
tus chinas maduras quebradas sobre el maizal
y tu sol ardiente que vuelve la tierra arena,
hoy quema mi sangre cuando al recordarte digo este cantar.
De Caa Catí a Mburucuyá
más de quince leguas hay que atravesar.
Voy al trotecito cruzando el palmar
silbando bajito p***to he de llegar.
Baña tu costado el bravo Santa Lucía
vigilan sus aguas los nativos yacarés
y al norte el camino cambiante lonja de arena
lleva tus barrancas donde el río se alza Ita Ivaté.
Quisiera arrancarte de tu siesta provinciana,
gritarle a tu gente que no te deje morir
y echar en tus calles mi sangre de correntino
por ver si despiertas de tu antiguo sueño viejo Caa Catí.