Hay momentos que mi alma está desangelada,
con sus alas rotas, sin cielo y sin patria. Y yo
la tengo aquí, en una habitación
prestada. Y te busco desesperada, entre los
renglones de tu voz que me habla.
Y me vence el sueño al compás de
tus palabras, pero qué bueno saber de
tí, que hayas buscado una tregua para
poderme escribir. Pero qué bueno saber de
tí, y que dediques un ratito solamente para
mí.
Y me encuentro en tu verdad esas manos abiertas,
sobre las que descansar y no me dormiré,
con el dulce sabor de que en ésta vida todo
tiene un porqué, todo tiene su razón
de ser.
Ciertas noches, en las que no quiero nada, y me
siento hueco con la sonrisa desgastada. Y me hundo
en un dedal, y vuelvo a resucitar si me amanezco
entre tus cartas.
Pero qué bueno saber de tí, que
hayas buscado una tregua para poderme escribir.
Pero qué bueno saber de tí, y que
dediques un ratito solamente para mí.
Y me encuentro en tu verdad esas manos abiertas,
sobre las que descansar y no me dormiré,
con el dulce sabor de que en ésta vida todo
tiene un porqué.
Pero qué bueno saber de tí, que
hayas buscado una tregua para poderme escribir.
Pero qué bueno saber de tí, y que
dediques un ratito solamente para mí.
con sus alas rotas, sin cielo y sin patria. Y yo
la tengo aquí, en una habitación
prestada. Y te busco desesperada, entre los
renglones de tu voz que me habla.
Y me vence el sueño al compás de
tus palabras, pero qué bueno saber de
tí, que hayas buscado una tregua para
poderme escribir. Pero qué bueno saber de
tí, y que dediques un ratito solamente para
mí.
Y me encuentro en tu verdad esas manos abiertas,
sobre las que descansar y no me dormiré,
con el dulce sabor de que en ésta vida todo
tiene un porqué, todo tiene su razón
de ser.
Ciertas noches, en las que no quiero nada, y me
siento hueco con la sonrisa desgastada. Y me hundo
en un dedal, y vuelvo a resucitar si me amanezco
entre tus cartas.
Pero qué bueno saber de tí, que
hayas buscado una tregua para poderme escribir.
Pero qué bueno saber de tí, y que
dediques un ratito solamente para mí.
Y me encuentro en tu verdad esas manos abiertas,
sobre las que descansar y no me dormiré,
con el dulce sabor de que en ésta vida todo
tiene un porqué.
Pero qué bueno saber de tí, que
hayas buscado una tregua para poderme escribir.
Pero qué bueno saber de tí, y que
dediques un ratito solamente para mí.