Andas buscando una razón para seguir p or su camino. Te quedas mudo cuando amarras tus instintos. Y andas de puntillas para evitar ruido, y pasas de perfil frente al espejo, para evitar mirarte por derecho.
Son las estrellas, que de reojo, te acusan y te observan; ellas saben hasta la hora en la que flaqueas. Te las quedas mirando a que te den respuesta, te duermes empapado entre preguntas que se repiten de una en una.
Y, si tal vez, ella no sabe nada de tu vida, que tú ríes de las leyes escritas. Y es que hasta puede ser que ella no sepa nada de tí.
Y, si tal vez, ella no sabe que eres pájaro del viento, que tú te lanzas ansioso por el cielo. Y que cada amanecer es un cuento en tu vida, que comienza a crecer porque te engañas.
Si a tí ese fuego te sale de las entrañas, si somos locos con espadas de madera. Sólo están escondidas para que nadie las vea. Si yo he visto cómo tus sueños flotaban, inventando colores y melodías.
Y, si tal vez, ella no sabe nada de tu vida, que tú ríes de las leyes escritas. Y es que hasta puede ser que ella no sepa nada de tí. Y, si tal vez, ella no sabe que eres pájaro del viento, que tú te lanzas ansioso por el vuelo.
Y recuerdas aquella vez que abrías tus alas y volabas sobre el suelo sin miedo a caer, de aquellas promesas que te vieron crecer con espadas de madera.
Son las estrellas, que de reojo, te acusan y te observan; ellas saben hasta la hora en la que flaqueas. Te las quedas mirando a que te den respuesta, te duermes empapado entre preguntas que se repiten de una en una.
Y, si tal vez, ella no sabe nada de tu vida, que tú ríes de las leyes escritas. Y es que hasta puede ser que ella no sepa nada de tí.
Y, si tal vez, ella no sabe que eres pájaro del viento, que tú te lanzas ansioso por el cielo. Y que cada amanecer es un cuento en tu vida, que comienza a crecer porque te engañas.
Si a tí ese fuego te sale de las entrañas, si somos locos con espadas de madera. Sólo están escondidas para que nadie las vea. Si yo he visto cómo tus sueños flotaban, inventando colores y melodías.
Y, si tal vez, ella no sabe nada de tu vida, que tú ríes de las leyes escritas. Y es que hasta puede ser que ella no sepa nada de tí. Y, si tal vez, ella no sabe que eres pájaro del viento, que tú te lanzas ansioso por el vuelo.
Y recuerdas aquella vez que abrías tus alas y volabas sobre el suelo sin miedo a caer, de aquellas promesas que te vieron crecer con espadas de madera.