Eramos, bajo un techo de hojas,
ciervos en el corazon del bosque;
hierba fresca que jamas seria hollada.
Eramos jugosa y brillante hierba
por la escarcha perlada.
Hoy no se ni quien soy. Y hoy no se ni a donde voy.
Solo si hay llama de amor vuelve la esencia.
Solo si la piel dormida despierta
sabre quien soy, sabre hacia donde voy.
Eramos la musica en el murmullo de la corriente,
el milagro del fuego, el terror al eclipse.
Laderas eramos, que eran mares de espigas
en el suave oleaje de lo que eramos.
Hasta donde puede alcanzar la razon éramos,
infinita cadena de azules quebradas.
Bruma, seno de una tierra virgen.
Hasta donde andara el corazon, eramos.
Hoy no se ni quien soy. Y hoy no se ni a donde voy.
Solo si hay llama de amor vuelve la esencia.
Solo si la piel dormida despierta
sabre quien soy, sabre hacia donde voy.
Eramos primigenio mundo de abismos y luces.
Paraiso calmo sin limite ni distancias.
En la profunda fronda, adormecidas fieras.
Habitantes callados de las cavernas.
Desde donde se mueven la mano y el ojo eramos
astil, pedernal y bronce.
Luego rueda, muralla y silo.
Poco a poco, todo habria terminado.
Eramos....
ciervos en el corazon del bosque;
hierba fresca que jamas seria hollada.
Eramos jugosa y brillante hierba
por la escarcha perlada.
Hoy no se ni quien soy. Y hoy no se ni a donde voy.
Solo si hay llama de amor vuelve la esencia.
Solo si la piel dormida despierta
sabre quien soy, sabre hacia donde voy.
Eramos la musica en el murmullo de la corriente,
el milagro del fuego, el terror al eclipse.
Laderas eramos, que eran mares de espigas
en el suave oleaje de lo que eramos.
Hasta donde puede alcanzar la razon éramos,
infinita cadena de azules quebradas.
Bruma, seno de una tierra virgen.
Hasta donde andara el corazon, eramos.
Hoy no se ni quien soy. Y hoy no se ni a donde voy.
Solo si hay llama de amor vuelve la esencia.
Solo si la piel dormida despierta
sabre quien soy, sabre hacia donde voy.
Eramos primigenio mundo de abismos y luces.
Paraiso calmo sin limite ni distancias.
En la profunda fronda, adormecidas fieras.
Habitantes callados de las cavernas.
Desde donde se mueven la mano y el ojo eramos
astil, pedernal y bronce.
Luego rueda, muralla y silo.
Poco a poco, todo habria terminado.
Eramos....