Solamente una vez
amé en la vida.
Solamente una vez,
y nada más.
Una vez nada más
en mi huerto brilló la esperanza,
la esperanza que alumbra
el camino de mi soledad.
Una vez nada más
se entrega el alma,
con la dulce y total
renunciación.
Y cuando ese milagro realiza
el prodigio de amarse,
hay campanas de fiesta
que cantan en el corazón.
Y cuando ese milagro realiza
el prodigio de amarse,
hay campanas de fiesta
que cantan en el corazón...
amé en la vida.
Solamente una vez,
y nada más.
Una vez nada más
en mi huerto brilló la esperanza,
la esperanza que alumbra
el camino de mi soledad.
Una vez nada más
se entrega el alma,
con la dulce y total
renunciación.
Y cuando ese milagro realiza
el prodigio de amarse,
hay campanas de fiesta
que cantan en el corazón.
Y cuando ese milagro realiza
el prodigio de amarse,
hay campanas de fiesta
que cantan en el corazón...