A por el mar
(Luis Eduardo Aute)
El mar, que fue una palabra
vacía y sin horizonte,
hoy es un niño que canta
sobre cuarenta prisiones,
un niño que se despierta
como una ola gigante,
lleva en un puño una perla
y un coral rojo en la sangre.
A por el mar,
a por el mar que ya se adivina,
a por el mar,
a por el mar, promesa y semilla
de libertad,
a por el mar, a por el mar...
El mar nos está esperando
a poco tiempo del sueño,
sólo es cuestión de unos pasos,
esos que reprime el miedo,
vayamos, pues, a abrazarlo
como un amante que vuelve
de un tiempo que nos robaron,
ese que nos pertenece.
El mar es más que un paisaje,
también es un sentimiento,
es un corazón que late
negándose a seguir muerto;
no rinde más obediencia
que la que exigen los vientos,
no lo sujetan cadenas
ni se detiene ante el fuego.
(Luis Eduardo Aute)
El mar, que fue una palabra
vacía y sin horizonte,
hoy es un niño que canta
sobre cuarenta prisiones,
un niño que se despierta
como una ola gigante,
lleva en un puño una perla
y un coral rojo en la sangre.
A por el mar,
a por el mar que ya se adivina,
a por el mar,
a por el mar, promesa y semilla
de libertad,
a por el mar, a por el mar...
El mar nos está esperando
a poco tiempo del sueño,
sólo es cuestión de unos pasos,
esos que reprime el miedo,
vayamos, pues, a abrazarlo
como un amante que vuelve
de un tiempo que nos robaron,
ese que nos pertenece.
El mar es más que un paisaje,
también es un sentimiento,
es un corazón que late
negándose a seguir muerto;
no rinde más obediencia
que la que exigen los vientos,
no lo sujetan cadenas
ni se detiene ante el fuego.