Te encontré no sé como ni cuándo,
sufriendo y penando
sin fe y ya vencido.
Y mi alma, que estaba sangrando,
te estaba esperando
sediento de amor.
Sólo sé que te amé locamente
y en un beso ardiente
juramos querernos.
Pero hoy que no estás a mi lado,
no sé si he soñado
o fue realidad.
Llegó...
lo dice el alma mía.
Partió...
repito en mi agonía.
Si te amé y vos juraste amarme,
¿cómo fue que has podido dejarme?
Se fue...
lo dice el alma mía.
Se fue
llevando mi alegría...
y al notar que no ha sido esto un suño,
es vano mi empeño
de amar sin morir.
Ya tus labios no habrán de besarme
ni habrán de mirarme
tus ojos tan tristes;
ni tu voz impregnada de llanto
pondrá el dulce encanto
de hablarme de amor.
Fue tan grande la dicha vivida,
cuan grande es la herida
que hoy llevo en el alma,
que me paso las horas pensando
si estuve soñando
o fue cruel verdad.
sufriendo y penando
sin fe y ya vencido.
Y mi alma, que estaba sangrando,
te estaba esperando
sediento de amor.
Sólo sé que te amé locamente
y en un beso ardiente
juramos querernos.
Pero hoy que no estás a mi lado,
no sé si he soñado
o fue realidad.
Llegó...
lo dice el alma mía.
Partió...
repito en mi agonía.
Si te amé y vos juraste amarme,
¿cómo fue que has podido dejarme?
Se fue...
lo dice el alma mía.
Se fue
llevando mi alegría...
y al notar que no ha sido esto un suño,
es vano mi empeño
de amar sin morir.
Ya tus labios no habrán de besarme
ni habrán de mirarme
tus ojos tan tristes;
ni tu voz impregnada de llanto
pondrá el dulce encanto
de hablarme de amor.
Fue tan grande la dicha vivida,
cuan grande es la herida
que hoy llevo en el alma,
que me paso las horas pensando
si estuve soñando
o fue cruel verdad.