Respirando
el polvo de ese auto en que te fuiste un día,
me pregunto
por qué si más te alejas más te siento mía.
Respirando
el humo del recuerdo que robò mi calma
estoy fumando
mientras entra en el cerebro y me desgarra el alma.
Entras en mi alma
ya sin pudores
la raíz de mis amores.
Respirándote,
yo corro los caminos sin ningùn temor.
Respirándote,
olvido mi derecha y veo un resplandor.
lejana una sirena y ya ningùn rumor.
Dejarte es el más grande de mis males.
Con tanta gente negra -una cosa bella-
tù, en mis funerales.
Respirando
se va tu pensamiento mientras vas nadando
tu estás convenciendo
que no todos los hombres valen siempre tanto.
Respirando más fuerte
vuelves a la playa
Estás llorando.
Te entro en el cerebro y te desgarro el alma.
Entro en tu alma
ya sin pudores
para borrarte
la raíz de tus amores.
Respirándome,
te he visto sonriendo sin soltar las flores.
Respirándome,
arrancas con el auto sin sentir temores.
Lejana una sirena apaga los rumores.
Dolores y alegrìas que alivian mis males.
Con tanta gente negra -una cosa bella- tù y yo iguales
Respirándonos,
respirándonos,
miramos la campiña que adormece el sol,
respirándonos,
los valles y los bosques y la humilde flor,
respirándonos,
las islas navengando por la soledad,
los cantos de la gente a la oscuridad,
los cantos de la gente a la oscuridad,
los cantos de la gente nueva a la oscuridad.
el polvo de ese auto en que te fuiste un día,
me pregunto
por qué si más te alejas más te siento mía.
Respirando
el humo del recuerdo que robò mi calma
estoy fumando
mientras entra en el cerebro y me desgarra el alma.
Entras en mi alma
ya sin pudores
la raíz de mis amores.
Respirándote,
yo corro los caminos sin ningùn temor.
Respirándote,
olvido mi derecha y veo un resplandor.
lejana una sirena y ya ningùn rumor.
Dejarte es el más grande de mis males.
Con tanta gente negra -una cosa bella-
tù, en mis funerales.
Respirando
se va tu pensamiento mientras vas nadando
tu estás convenciendo
que no todos los hombres valen siempre tanto.
Respirando más fuerte
vuelves a la playa
Estás llorando.
Te entro en el cerebro y te desgarro el alma.
Entro en tu alma
ya sin pudores
para borrarte
la raíz de tus amores.
Respirándome,
te he visto sonriendo sin soltar las flores.
Respirándome,
arrancas con el auto sin sentir temores.
Lejana una sirena apaga los rumores.
Dolores y alegrìas que alivian mis males.
Con tanta gente negra -una cosa bella- tù y yo iguales
Respirándonos,
respirándonos,
miramos la campiña que adormece el sol,
respirándonos,
los valles y los bosques y la humilde flor,
respirándonos,
las islas navengando por la soledad,
los cantos de la gente a la oscuridad,
los cantos de la gente a la oscuridad,
los cantos de la gente nueva a la oscuridad.