¡Oficial, llame al móvil!
¡Documentos, por favor!
¡A ver, todos contra la pared,
rapidito, contra la pared!
¡Fernandez, apúrese!
Un, dos... Un, dos, tres, va...
Era un sábado a la noche,
tenía plata y hacía calor,
me dije: viejo, aprovechá, sos joven,
y me fui al cine a ver una de terror.
Salí a la calle, paré un taxi,
y me fui... Por ahí.
Bajé en Sarmiento y Esmeralda,
compré un paquete de pastillas Renomé,
en eso siento que un señor me llama,
al darme vuelta me di cuenta que eran seis.
Muy bien peinados, muy bien vestidos
y con un Ford... Verde.
Pensé que se trataba de cieguitos,
anteojos negros usaban los seis,
al llegar me dijeron: buenas noches.
¿Dónde trabaja, dónde vive, usted quién es?
Acto seguido,
me invitaron a subir... Al Ford.
Llegamos a un edificio,
y comportándose con toda corrección,
me sometieron a un breve interrogatorio
que duró casi cuatro horas y fracción.
Se hizo muy tarde, dijeron, no hay colectivos.
¡Quédese!... Por favor.
A los tres días de vivir con ellos
de muy buen modo me dijeron: ¡Vayasé!
Me devolvieron mis cordones y mi cinto,
los tenían ellos no les pregunté por qué,
cuando salía, me prometieron,
lo aseguraron, lo repitieron...
¡Nos volveremos a ver!
¡Garrido! ¡Garrido, apúrese!
¡Garrido! Garrido, ¿qué hace?
¡El móvil, Garrido! ¡Garrido!
¡Documentos, por favor!
¡A ver, todos contra la pared,
rapidito, contra la pared!
¡Fernandez, apúrese!
Un, dos... Un, dos, tres, va...
Era un sábado a la noche,
tenía plata y hacía calor,
me dije: viejo, aprovechá, sos joven,
y me fui al cine a ver una de terror.
Salí a la calle, paré un taxi,
y me fui... Por ahí.
Bajé en Sarmiento y Esmeralda,
compré un paquete de pastillas Renomé,
en eso siento que un señor me llama,
al darme vuelta me di cuenta que eran seis.
Muy bien peinados, muy bien vestidos
y con un Ford... Verde.
Pensé que se trataba de cieguitos,
anteojos negros usaban los seis,
al llegar me dijeron: buenas noches.
¿Dónde trabaja, dónde vive, usted quién es?
Acto seguido,
me invitaron a subir... Al Ford.
Llegamos a un edificio,
y comportándose con toda corrección,
me sometieron a un breve interrogatorio
que duró casi cuatro horas y fracción.
Se hizo muy tarde, dijeron, no hay colectivos.
¡Quédese!... Por favor.
A los tres días de vivir con ellos
de muy buen modo me dijeron: ¡Vayasé!
Me devolvieron mis cordones y mi cinto,
los tenían ellos no les pregunté por qué,
cuando salía, me prometieron,
lo aseguraron, lo repitieron...
¡Nos volveremos a ver!
¡Garrido! ¡Garrido, apúrese!
¡Garrido! Garrido, ¿qué hace?
¡El móvil, Garrido! ¡Garrido!