Llamarme guanche,
hijo de los volcanes y las lavas,
llevar la frente alta,
tener el corazón hecho de libertades.
Llamarme guanche, nada más,
mi patria, un negro malpaís,
mi flor, una retama.
Beber el agua de una fuente,
descansar bajo un pino,
tener la mar que me separa
de todo aquello que no quiero
y que me ata.
Llamarme guanche,
labrar puntas de lanza,
darle vueltas al barro
y que el gánigo nazca.
¡Llamarme guanche!
¡Llamarme guanche!
Caminar sin caminos,
subir a la montaña,
mirar entre las nubes
San Borondón lejana;
tallar con la tabona
en una añepa larga
y en cada beñesmén
recolectar la tierra.
Yrinchen yayo taro
beber ahof de hara.
Dar gracias, Achamán,
labrar una obsidiana
para mirar mi rostro
de hombre libre,
cuando nace Magec
cada mañana.
hijo de los volcanes y las lavas,
llevar la frente alta,
tener el corazón hecho de libertades.
Llamarme guanche, nada más,
mi patria, un negro malpaís,
mi flor, una retama.
Beber el agua de una fuente,
descansar bajo un pino,
tener la mar que me separa
de todo aquello que no quiero
y que me ata.
Llamarme guanche,
labrar puntas de lanza,
darle vueltas al barro
y que el gánigo nazca.
¡Llamarme guanche!
¡Llamarme guanche!
Caminar sin caminos,
subir a la montaña,
mirar entre las nubes
San Borondón lejana;
tallar con la tabona
en una añepa larga
y en cada beñesmén
recolectar la tierra.
Yrinchen yayo taro
beber ahof de hara.
Dar gracias, Achamán,
labrar una obsidiana
para mirar mi rostro
de hombre libre,
cuando nace Magec
cada mañana.