En el jardín de nuestras casas,
dos bellos árboles en flor
daban manzanas y cerezas
con esplendor.
Las verdes ramas del manzano
con el cerezo se enlazó,
como el abrazo de dos almas
que Dios unió.
Y nuestra infancia pasó,
mas, siempre juntos los dos
jugamos en el jardín,
tan bendecido de Dios.
Tú me dijiste que sí
con inocente candor,
como los árboles hoy
juega el amor.
Y, cual las ramas del manzano,
posaste tu carita en mí
y yo en tus labios de cerezas
un beso di.
Y nuestra infancia pasó,
mas, siempre juntos los dos
jugamos en el jardín,
tan bendecido de Dios.
Tú me dijiste que sí
con inocente candor,
como los árboles hoy
juega el amor.
Las almas son como las plantas,
que, cuando albergan la pasión,
van enlazando sus ramitas
del corazón.
dos bellos árboles en flor
daban manzanas y cerezas
con esplendor.
Las verdes ramas del manzano
con el cerezo se enlazó,
como el abrazo de dos almas
que Dios unió.
Y nuestra infancia pasó,
mas, siempre juntos los dos
jugamos en el jardín,
tan bendecido de Dios.
Tú me dijiste que sí
con inocente candor,
como los árboles hoy
juega el amor.
Y, cual las ramas del manzano,
posaste tu carita en mí
y yo en tus labios de cerezas
un beso di.
Y nuestra infancia pasó,
mas, siempre juntos los dos
jugamos en el jardín,
tan bendecido de Dios.
Tú me dijiste que sí
con inocente candor,
como los árboles hoy
juega el amor.
Las almas son como las plantas,
que, cuando albergan la pasión,
van enlazando sus ramitas
del corazón.