Por allí viene Durruti
con una carta en la mano
donde dice las miserias
de este pueblo soberano.
Por allí viene Durruti
con un libro en el morral
donde apunta los millones
que ha robado el capital.
Por allí viene Durruti
con catorce compañeros,
y le dice a los patronos
lo que quieren los obreros.
Por allí viene Durruti
con un pliego de papel
a decirle a los soldados
que se salgan del cuartel.
Por allí viene Durruti
sin carroza y sin dinero.
Todo el mundo le saluda:
campesino y jornalero.
Por allí viene Durruti
con las tablas de la ley
pa' que sepan los obreros
que no hay patria, dios ni rey.
Amanece un nuevo día,
tristeza en la mañana,
la muerte moja las calles
de la Via Laietana.
Miradas entrecortadas,
lágrimas de cristal.
Un féretro recorre
la gran masa popular.
Un padre con su hijo,
no paran de observar.
Y el niño con su inocencia,
a su padre fue a preguntar:
- "Padre, ¿quién ha muerto?"
- "Hijo, un humilde trabajador."
- "Padre, ¿qué ha ocurrido?"
- "Hijo, una bala lo mató."
El crío queda extrañado,
no logra asimilar.
No es un rey, no es un ministro,
ni tampoco un militar.
Pero el pueblo está en la calle
para verlo enterrar.
Pero el pueblo está llorando
por el amigo que se va.
- "Padre, ¿quién lo ha matado?"
- "Hijo, tú mismo lo sabrás."
- "Padre, ¿por qué lo hicieron?"
- "Hijo, por defender tu liberdad."
"¡Viva Durruti!"
gritaban los obreros.
¡Viva Durruti!
el amigo del pueblo.
Banderas rojinegras,
corazones sin aliento,
gargantas libertarias,
cantando Hijos del pueblo.
Grietas en la historia
silencian las razones
de aquéllos que llevamos
un mundo nuevo en los corazones.
con una carta en la mano
donde dice las miserias
de este pueblo soberano.
Por allí viene Durruti
con un libro en el morral
donde apunta los millones
que ha robado el capital.
Por allí viene Durruti
con catorce compañeros,
y le dice a los patronos
lo que quieren los obreros.
Por allí viene Durruti
con un pliego de papel
a decirle a los soldados
que se salgan del cuartel.
Por allí viene Durruti
sin carroza y sin dinero.
Todo el mundo le saluda:
campesino y jornalero.
Por allí viene Durruti
con las tablas de la ley
pa' que sepan los obreros
que no hay patria, dios ni rey.
Amanece un nuevo día,
tristeza en la mañana,
la muerte moja las calles
de la Via Laietana.
Miradas entrecortadas,
lágrimas de cristal.
Un féretro recorre
la gran masa popular.
Un padre con su hijo,
no paran de observar.
Y el niño con su inocencia,
a su padre fue a preguntar:
- "Padre, ¿quién ha muerto?"
- "Hijo, un humilde trabajador."
- "Padre, ¿qué ha ocurrido?"
- "Hijo, una bala lo mató."
El crío queda extrañado,
no logra asimilar.
No es un rey, no es un ministro,
ni tampoco un militar.
Pero el pueblo está en la calle
para verlo enterrar.
Pero el pueblo está llorando
por el amigo que se va.
- "Padre, ¿quién lo ha matado?"
- "Hijo, tú mismo lo sabrás."
- "Padre, ¿por qué lo hicieron?"
- "Hijo, por defender tu liberdad."
"¡Viva Durruti!"
gritaban los obreros.
¡Viva Durruti!
el amigo del pueblo.
Banderas rojinegras,
corazones sin aliento,
gargantas libertarias,
cantando Hijos del pueblo.
Grietas en la historia
silencian las razones
de aquéllos que llevamos
un mundo nuevo en los corazones.