Ayer planté un arbolito,
al borde de mi destino,
con el tiempo luminoso,
era feliz y crecía.
Pero un día muy oscuro,
yo veía que sus hojas,
doradas se marchitaban,
doradas se marchitaban.
Su mundo de eternos sueños,
en nada se convertía,
pasaba el tiempo muy frágil,
las noches y las mañanas.
No era feliz con la brisa
que acariciaba sus hojas,
todo parecía muy triste,
el árbol se me moría,
ese arbolito querido,
el que guardaba mis sueños,
ahora refleja mi vida,
son extraños los misterios...
al borde de mi destino,
con el tiempo luminoso,
era feliz y crecía.
Pero un día muy oscuro,
yo veía que sus hojas,
doradas se marchitaban,
doradas se marchitaban.
Su mundo de eternos sueños,
en nada se convertía,
pasaba el tiempo muy frágil,
las noches y las mañanas.
No era feliz con la brisa
que acariciaba sus hojas,
todo parecía muy triste,
el árbol se me moría,
ese arbolito querido,
el que guardaba mis sueños,
ahora refleja mi vida,
son extraños los misterios...