El amor es pan, el amor es agua, el amor es...alimento.
El amor es caminar pisando deseos, y por eso el amor también es dolor. Y es el amor droga que alivia cuando los deseos pisados protestan pinchando. Y ese amor, dulce droga como azúcar, es puro veneno que nos engancha sin remedio.
El amor es piel que nos protege, la tela invisible que nos viste. Pero por el cuero del amor se filtra la rutina que acaba con el deseo sin el que el amor deja de ser eso que anhelamos.
Hay amores que matan; no es otra cosa el amor que la muerte de los deseos que dejan de serlo cuando se aman. Hay amores que matan, el mío es uno de ellos, pero no te prometí nunca otra cosa que no fuera una vida contigo y sin redes.
Tu silencio me enseñó el rostro del deseo que no se vive. Mi silencio se llenó de palabras ahogadas que no pudieron ser canciones regalando vida. Y así nuestro silencio se llevó el amor que nos hizo ser únicos, momentos que no volverán, deseo hecho carne, bajo nuestras pieles amantes...ahora canción rota.
El deseo es una nube que se va y yo soy lluvia que se queda hasta caer entera, siendo algo para la vida que me enseñó que el deseo y el amor son amantes que no pueden estar juntos.
Como tú y yo.
Tus recuerdos son restos de droga que mi cuerpo esconde para no dejar de amarte, azúcar que endulza la amarga verdad de todos los amores que no pueden serlo, vendando las heridas sin curar, poniendo sordina a las melodías que ya nunca serán canción enamorada
El amor es caminar pisando deseos, y por eso el amor también es dolor. Y es el amor droga que alivia cuando los deseos pisados protestan pinchando. Y ese amor, dulce droga como azúcar, es puro veneno que nos engancha sin remedio.
El amor es piel que nos protege, la tela invisible que nos viste. Pero por el cuero del amor se filtra la rutina que acaba con el deseo sin el que el amor deja de ser eso que anhelamos.
Hay amores que matan; no es otra cosa el amor que la muerte de los deseos que dejan de serlo cuando se aman. Hay amores que matan, el mío es uno de ellos, pero no te prometí nunca otra cosa que no fuera una vida contigo y sin redes.
Tu silencio me enseñó el rostro del deseo que no se vive. Mi silencio se llenó de palabras ahogadas que no pudieron ser canciones regalando vida. Y así nuestro silencio se llevó el amor que nos hizo ser únicos, momentos que no volverán, deseo hecho carne, bajo nuestras pieles amantes...ahora canción rota.
El deseo es una nube que se va y yo soy lluvia que se queda hasta caer entera, siendo algo para la vida que me enseñó que el deseo y el amor son amantes que no pueden estar juntos.
Como tú y yo.
Tus recuerdos son restos de droga que mi cuerpo esconde para no dejar de amarte, azúcar que endulza la amarga verdad de todos los amores que no pueden serlo, vendando las heridas sin curar, poniendo sordina a las melodías que ya nunca serán canción enamorada