NARRADOR:
El célebre compositor Johann Sebastian Mastropiero, en busca de inspiración, realizó un viaje al Oriente Medio, a las calurosas regiones de Uf-Al-Sudar. Allí, una leve indisposición del jeque motivó que Mastropiero fuese recibido por Abdul, el anciano imán de la mezquita principal. El imán Abdul se presentó ante Mastropiero y le dijo: maestro, hoy seré su anfitrión, porque a mi jefe el jeque lo aqueja la jaqueca. El imán Abul poseía una personalidad magnética, como todos los imanes. Según le explicó a Mastropiero, los musulmanes más fanáticos eran llamados "muy sulmanes"; y por el contrario, los que solo c**plían en parte los preceptos de Mahoma eran "ma o menos". También le contó que los beduinos provenían, algunos, de ciertos oasis poblados, y otros, de ciertos desiertos desiertos. Mastropiero se despidió de Abdul y se dirigió al encuentro de una tribu de beduinos, con los que convivió durante varias semanas. Los miembros de la tribu eran nómades por partida doble; eran nómades porque deambulaban sin residencia fija, y porque eran no más de... cincuenta, sesenta beduinos. En dicha tribu... (cincuenta y tres, cincuenta y cuatro, no bueno, es decir, para dar una idea aproximada, no hace falta saber exactamente... ¡ah, no, porque!... es un texto descriptivo, no es una cosa estadística... está bien, es lógico; digo, por si se muere alguno, nace uno nuevo, nunca sabe uno el número exacto, no va a andar diciendo una cosa que luego no... cincuenta y cinco...) En dicha tribu se disputaban el mando dos jeques hermanos: Mohamed, el Grande, y Nomemohes, Chico. El jeque Nomemohes estaba por contraer enlace, y le encargó a Mastropiero la obra que escucharemos a continuación: la "Serenata que cantó el novio la víspera de la boda".
JEQUE NOMEMOHES:
Mañana por fin estaremos casados,
será nuestra vida, un lecho de rosas
pues Alá protege a los enamorados,
y yo os amo, mis veinte futuras esposas.
Vayamos, vayamos, mujeres de mi harén:
Zoraida, Sherezade, Zobeida, Farah, Simruth,
Rosa, Zulma, Dalila, Zaida, Jazmín,
Fátima, Mora, Farisad, Marien, Amina,
Zuleica, Aya, Dunia, Zoe... ¡y Maria ANGELICA!
Viviremos apasionadamente,
nuestra vida será un edén,
seré fiel eternamente,
nunca os engañaré con otro harén.
Y ahora, os tengo que dejar; mañana será nuestra noche de bodas, y me tengo que preparar.
Cuando mañana la noche salude
no habrá en nuestro lecho pesar ni fatiga;
cuando mi cuerpo a los vuestros se anude
seremos felices, que Alá os bendiga.
¡Y que Alá me ayude!
El célebre compositor Johann Sebastian Mastropiero, en busca de inspiración, realizó un viaje al Oriente Medio, a las calurosas regiones de Uf-Al-Sudar. Allí, una leve indisposición del jeque motivó que Mastropiero fuese recibido por Abdul, el anciano imán de la mezquita principal. El imán Abdul se presentó ante Mastropiero y le dijo: maestro, hoy seré su anfitrión, porque a mi jefe el jeque lo aqueja la jaqueca. El imán Abul poseía una personalidad magnética, como todos los imanes. Según le explicó a Mastropiero, los musulmanes más fanáticos eran llamados "muy sulmanes"; y por el contrario, los que solo c**plían en parte los preceptos de Mahoma eran "ma o menos". También le contó que los beduinos provenían, algunos, de ciertos oasis poblados, y otros, de ciertos desiertos desiertos. Mastropiero se despidió de Abdul y se dirigió al encuentro de una tribu de beduinos, con los que convivió durante varias semanas. Los miembros de la tribu eran nómades por partida doble; eran nómades porque deambulaban sin residencia fija, y porque eran no más de... cincuenta, sesenta beduinos. En dicha tribu... (cincuenta y tres, cincuenta y cuatro, no bueno, es decir, para dar una idea aproximada, no hace falta saber exactamente... ¡ah, no, porque!... es un texto descriptivo, no es una cosa estadística... está bien, es lógico; digo, por si se muere alguno, nace uno nuevo, nunca sabe uno el número exacto, no va a andar diciendo una cosa que luego no... cincuenta y cinco...) En dicha tribu se disputaban el mando dos jeques hermanos: Mohamed, el Grande, y Nomemohes, Chico. El jeque Nomemohes estaba por contraer enlace, y le encargó a Mastropiero la obra que escucharemos a continuación: la "Serenata que cantó el novio la víspera de la boda".
JEQUE NOMEMOHES:
Mañana por fin estaremos casados,
será nuestra vida, un lecho de rosas
pues Alá protege a los enamorados,
y yo os amo, mis veinte futuras esposas.
Vayamos, vayamos, mujeres de mi harén:
Zoraida, Sherezade, Zobeida, Farah, Simruth,
Rosa, Zulma, Dalila, Zaida, Jazmín,
Fátima, Mora, Farisad, Marien, Amina,
Zuleica, Aya, Dunia, Zoe... ¡y Maria ANGELICA!
Viviremos apasionadamente,
nuestra vida será un edén,
seré fiel eternamente,
nunca os engañaré con otro harén.
Y ahora, os tengo que dejar; mañana será nuestra noche de bodas, y me tengo que preparar.
Cuando mañana la noche salude
no habrá en nuestro lecho pesar ni fatiga;
cuando mi cuerpo a los vuestros se anude
seremos felices, que Alá os bendiga.
¡Y que Alá me ayude!