Se miraba la vida en silencio desde el lado opuesto,
se quitaba la ropa a menudo pensando en su s**o.
Se encogía rastreando sus gestos delante el espejo,
se vestía de ciega al pensar en su propio deseo.
Escapaba escribiendo,
se perdía despacio,
sin embargo en aquellos entonces
las horas pesaban de más.
Se escribía el guión de su vida ensayando de veras,
culminaba su obra dejando veneno en las letras.
Encendía un cigarro,
humeaba sus dudas,
y seguía a cuclillas por no dar
que hablar a vecinas.
Virginia,
sin quererlo caíste del cielo,
tropezaste con tus pensamientos,
y tuviste que disimular.
Virginia,
aprendiste a querer entre líneas,
a besar escondiendo las migas
que dejaba tu amor al pasar.
Se arañaba su alma a escondidas de sus pensamientos,
acusaba sus dudas en forma de besos secretos.
Regañaba sus miedos,
escondía las voces,
que gritaban pidiendo permiso a otros amores.
Flagelaban sus miedos los más eruditos vecinos
¿quién se atreve a cambiar de vestido en casa el enemigo?
Se marchaba callada,
adentrándose al río,
medio siglo más tarde dios sabe si hubiera vivido.
Virginia,
te adentrabas al río descalza,
para ahogar en secreto tu causa
y así abrirle camino hacia el mar.
Virginia,
déjame que te cuente al oído,
conocí lo que habías sufrido
y solo lo quería contar...
Virginia,
hace tiempo que vengo diciendo,
ibas más rápida tu que el tiempo
y nadie te sacaba a bailar...
se quitaba la ropa a menudo pensando en su s**o.
Se encogía rastreando sus gestos delante el espejo,
se vestía de ciega al pensar en su propio deseo.
Escapaba escribiendo,
se perdía despacio,
sin embargo en aquellos entonces
las horas pesaban de más.
Se escribía el guión de su vida ensayando de veras,
culminaba su obra dejando veneno en las letras.
Encendía un cigarro,
humeaba sus dudas,
y seguía a cuclillas por no dar
que hablar a vecinas.
Virginia,
sin quererlo caíste del cielo,
tropezaste con tus pensamientos,
y tuviste que disimular.
Virginia,
aprendiste a querer entre líneas,
a besar escondiendo las migas
que dejaba tu amor al pasar.
Se arañaba su alma a escondidas de sus pensamientos,
acusaba sus dudas en forma de besos secretos.
Regañaba sus miedos,
escondía las voces,
que gritaban pidiendo permiso a otros amores.
Flagelaban sus miedos los más eruditos vecinos
¿quién se atreve a cambiar de vestido en casa el enemigo?
Se marchaba callada,
adentrándose al río,
medio siglo más tarde dios sabe si hubiera vivido.
Virginia,
te adentrabas al río descalza,
para ahogar en secreto tu causa
y así abrirle camino hacia el mar.
Virginia,
déjame que te cuente al oído,
conocí lo que habías sufrido
y solo lo quería contar...
Virginia,
hace tiempo que vengo diciendo,
ibas más rápida tu que el tiempo
y nadie te sacaba a bailar...