Hoy, mi Dios me empujó a sobrevivir y el horror que albergué por años a pulso lo devolví. Hoy mi Dios me obligó a oir y oí el horror que negué por años y a plena luz permití.
Cuando no hay palabra que desarme, los justos se entregan a callar. Gritar sólo nos hizo vulnerables. Los faros fueron cómplices al t**ilar. Cuando no hay sombra ni esquina en la que puedas confiar, te remangas las heridas y aprendes a escarbar la piel del mal.
¿Cómo ser quién debes ser? ¿Cómo ser quién debes ser? ¿Cómo ser quién debes ser? ¿Cómo ser? ¿Cómo ser quién debes ser? ¿Cómo ser quién debes ser? ¿Cómo ser quién debes ser? ¿Cómo ser?
Hoy, mi Dios me empujó a sobrevivir y el horror que albergué por años a pulso lo devolví. Hoy mi Dios me obligó a oir y oí el horror que negué por años y a plena luz permití.
Cuando no hay palabra que desarme, los justos se entregan a callar. Gritar sólo nos hizo vulnerables. Los faros fueron cómplices al t**ilar. Cuando no hay sombra ni esquina en la que puedas confiar, te remangas las heridas y aprendes a escarbar la piel del mal.
La piel del mal, la piel del mal, la piel del mal, la piel del mal, la piel del mal, la piel del mal, la piel del mal, la piel del mal, la piel del mal, la piel del mal, la piel del mal, la piel del mal, la piel del mal, la piel del mal, la piel del mal, la piel del mal.
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