Tengo estos huesos hechos a las penas
y a las cavilaciones estas sienes:
pena que vas, cavilación que vienes
como el mar de la playa a las arenas.
Como el mar de la playa a las arenas,
voy en este naufragio de vaivenes,
por una noche oscura de sartenes
redondas, pobres, tristes y morenas.
Nadie me salvará de este naufragio
si no es tu amor, la tabla que procuro,
si no es tu voz, el norte que pretendo.
Eludiendo por eso el mal presagio
de que ni en ti siquiera estoy seguro,
voy entre pena y pena sonriendo.
Me voy, me voy, me voy pero me quedo,
pero me voy desierto y sin arena
adios amor, adios hasta la muerte
Una querencia tengo por tu acento
una apetencia de tu compañía
y una dolencia de melancolía
por la ausencia del aire de tu viento.
Más paciencia necesita mi tormento,
más urgencia de tu garza galanía,
tu clemencia solar mi helado día,
tu asistencia la herida en que lo cuento.
¡Ay querencia, dolencia y apetencia!:
tus sustanciales besos, mi sustento,
me faltan y me muero sobre mayo.
Quiero que vengas, desde tu ausencia.
a serenar la sien del pensamiento
que desahoga en mí su eterno rayo.
Me voy, me voy, me voy pero me quedo,
pero me voy desierto y sin arena
adios amor, adios hasta la muerte,
adios, adios, adios
(Poema de Miguel Hernández adaptado por Konsumo Respeto)
y a las cavilaciones estas sienes:
pena que vas, cavilación que vienes
como el mar de la playa a las arenas.
Como el mar de la playa a las arenas,
voy en este naufragio de vaivenes,
por una noche oscura de sartenes
redondas, pobres, tristes y morenas.
Nadie me salvará de este naufragio
si no es tu amor, la tabla que procuro,
si no es tu voz, el norte que pretendo.
Eludiendo por eso el mal presagio
de que ni en ti siquiera estoy seguro,
voy entre pena y pena sonriendo.
Me voy, me voy, me voy pero me quedo,
pero me voy desierto y sin arena
adios amor, adios hasta la muerte
Una querencia tengo por tu acento
una apetencia de tu compañía
y una dolencia de melancolía
por la ausencia del aire de tu viento.
Más paciencia necesita mi tormento,
más urgencia de tu garza galanía,
tu clemencia solar mi helado día,
tu asistencia la herida en que lo cuento.
¡Ay querencia, dolencia y apetencia!:
tus sustanciales besos, mi sustento,
me faltan y me muero sobre mayo.
Quiero que vengas, desde tu ausencia.
a serenar la sien del pensamiento
que desahoga en mí su eterno rayo.
Me voy, me voy, me voy pero me quedo,
pero me voy desierto y sin arena
adios amor, adios hasta la muerte,
adios, adios, adios
(Poema de Miguel Hernández adaptado por Konsumo Respeto)