Volvió una noche, no la esperaba,
había en su rostro tanta ansiedad
que tuve miedo de recordarle
su felonía y su crueldad
Me dijo humilde: "Si me perdonas,
el tiempo aquel otra vez volverá.
La primavera es nuestra vida,
verás que todo nos sonreirá"
Mentira, mentira, yo quise decirle,
las horas que pasan ya no vuelven más.
Y así mi cariño al tuyo enlazado
es sólo un fantasma del viejo pasado
que ya no se puede resucitar.
Callé mi amargura y tuve piedad.
Sus ojos azules, muy grandes se abrieron,
mi pena inaudita p***to comprendieron
y con una mueca de mujer vencida
me dijo: "Es la vida". Y no la vi más.
Volvió una noche, nunca la olvido,
con la mirada triste y sin luz.
Que tuve miedo de aquel espectro
que fue locura en mi juventud.
Se fue en silencio, sin un reproche,
busqué un espejo y me quise mirar.
Había en mi frente tantos inviernos
que también ella tuvo piedad.
Mentira, mentira, yo quise decirle,
las horas que pasan ya no vuelven más.
Y así mi cariño al tuyo enlazado
es sólo un fantasma del viejo pasado
que ya no se puede resucitar.
Callé mi amargura y tuve piedad.
Sus ojos azules, muy grandes se abrieron,
mi pena inaudita p***to comprendieron
y con una mueca de mujer vencida
me dijo: "Es la vida". Y no la vi más.
había en su rostro tanta ansiedad
que tuve miedo de recordarle
su felonía y su crueldad
Me dijo humilde: "Si me perdonas,
el tiempo aquel otra vez volverá.
La primavera es nuestra vida,
verás que todo nos sonreirá"
Mentira, mentira, yo quise decirle,
las horas que pasan ya no vuelven más.
Y así mi cariño al tuyo enlazado
es sólo un fantasma del viejo pasado
que ya no se puede resucitar.
Callé mi amargura y tuve piedad.
Sus ojos azules, muy grandes se abrieron,
mi pena inaudita p***to comprendieron
y con una mueca de mujer vencida
me dijo: "Es la vida". Y no la vi más.
Volvió una noche, nunca la olvido,
con la mirada triste y sin luz.
Que tuve miedo de aquel espectro
que fue locura en mi juventud.
Se fue en silencio, sin un reproche,
busqué un espejo y me quise mirar.
Había en mi frente tantos inviernos
que también ella tuvo piedad.
Mentira, mentira, yo quise decirle,
las horas que pasan ya no vuelven más.
Y así mi cariño al tuyo enlazado
es sólo un fantasma del viejo pasado
que ya no se puede resucitar.
Callé mi amargura y tuve piedad.
Sus ojos azules, muy grandes se abrieron,
mi pena inaudita p***to comprendieron
y con una mueca de mujer vencida
me dijo: "Es la vida". Y no la vi más.