Conozco un pueblo de hombres
que todos son de la mar.
Conozco un pueblo de hombres
nacidos para luchar
que, cuando muy de mañana,
los hombres se van al mar,
van cantando su morriña,
su saudade y su pesar.
Y, cantándole al mar,
los marinos se van.
Unos por no llorar;
otros, para olvidar.
Las penas y las tristezas se van,
se las lleva el mar... ¡Se las lleva el mar!
Las penas y las tristezas se van,
se las lleva el mar... ¡Siempre el mar!
Y, cantándole al mar,
los marinos se van.
Unos, por no llorar;
otros, para olvidar.
Conozco un pueblo de hombres
que nunca podré olvidar
tan fuertes como las rocas,
tan bravos como la mar.
Tienen alma de poeta,
poesía que les da el mar.
Sus vidas son las leyendas
que en su pueblo contarán.
Y, cantándole al mar,
los marinos se van.
Unos por no llorar;
otros, para olvidar.
Las penas y las tristezas se van,
se las lleva el mar... ¡Se las lleva el mar!
Las penas y las tristezas se van,
se las lleva el mar... ¡Siempre el mar!
Y, cantándole al mar,
los marinos se van.
Unos, por no llorar;
otros, para olvidar.
Y, cantándole al mar,
los marinos se van.
Unos, por no llorar;
otros, para olvidar.
que todos son de la mar.
Conozco un pueblo de hombres
nacidos para luchar
que, cuando muy de mañana,
los hombres se van al mar,
van cantando su morriña,
su saudade y su pesar.
Y, cantándole al mar,
los marinos se van.
Unos por no llorar;
otros, para olvidar.
Las penas y las tristezas se van,
se las lleva el mar... ¡Se las lleva el mar!
Las penas y las tristezas se van,
se las lleva el mar... ¡Siempre el mar!
Y, cantándole al mar,
los marinos se van.
Unos, por no llorar;
otros, para olvidar.
Conozco un pueblo de hombres
que nunca podré olvidar
tan fuertes como las rocas,
tan bravos como la mar.
Tienen alma de poeta,
poesía que les da el mar.
Sus vidas son las leyendas
que en su pueblo contarán.
Y, cantándole al mar,
los marinos se van.
Unos por no llorar;
otros, para olvidar.
Las penas y las tristezas se van,
se las lleva el mar... ¡Se las lleva el mar!
Las penas y las tristezas se van,
se las lleva el mar... ¡Siempre el mar!
Y, cantándole al mar,
los marinos se van.
Unos, por no llorar;
otros, para olvidar.
Y, cantándole al mar,
los marinos se van.
Unos, por no llorar;
otros, para olvidar.