Ahí va mi amigo Felipe, un tanto amurado.
Las voces de siempre no dejan de hablarle
de su deber.
Nadie comprende tu angustia, Felipe,
que es mucha y se ve diluida entre gritos de gol.
¿Por qué será?
Cae la tarde sobre los libros cerrados.
El cielo que arrastra las mil gradaciones
de luz crepuscular.
¿Porqué será?
Será que es domingo.
Las voces de siempre no dejan de hablarle
de su deber.
Nadie comprende tu angustia, Felipe,
que es mucha y se ve diluida entre gritos de gol.
¿Por qué será?
Cae la tarde sobre los libros cerrados.
El cielo que arrastra las mil gradaciones
de luz crepuscular.
¿Porqué será?
Será que es domingo.