Tal vez, hoy pude entender que con solo los ojos abiertos,
quizá no me alcance para poder ver
que preciso estar bien predispuesto
a escuchar lo que se oye desde el propio ser.
Y entonces, si poder ser
mucho más que un pedazo de carne
que esté destinado al fin perecer.
Y aunque muchas veces diga
"no me quedo un minuto más aquí",
no me pienso ir así.
Si me iré con las manos vacías,
no cargo este peso que nunca pedí...
que nunca pedí...
que nunca pedí...
No me da miedo morir, el miedo más grande que tengo
es llegado el momento, al final de mis días,
caer en la cuenta y no haber sido feliz.
Al haber entregado mi tiempo a causas perdidas,
y en el arrebato, encima, quererme arrepentir.
A dejar inclinada la balanza, a no forzar la revancha
sólo por el miedo de volver a sufrir.
Si lo que pueda pasar, nadie lo puede saber,
va as er mejor arriesgar antes que se eche a perder.
Afilando los sentidos, y en punta va el corazón,
sintiendo en cada latido que se vive con pasión.
Y si al final de mis días, te acompañe mi canción,
entonces ya todo listo para cerrar mi cajón.
Habré dejado una huella, dando un sentido a mi voz.
Por perseguir a mi estrella que nunca me abandonó.
Si lo que pueda pasar, nadie lo puede saber,
va as er mejor arriesgar antes que se eche a perder.
Afilando los sentidos, y en punta va el corazón,
sintiendo en cada latido que se vive con pasión.
Y si al final de mis días te acompañe mi canción,
entonces ya todo listo para cerrar mi cajón.
Tal vez, hoy pude entender que duele más el olvido,
que uno se vuelve más frío y sólo pierde color.
Cuando termine el camino, nada más llevo conmigo
que alivio y satisfacción
por compartir con amigos, por este sueño c**plido
de haber soltado mi voz.
quizá no me alcance para poder ver
que preciso estar bien predispuesto
a escuchar lo que se oye desde el propio ser.
Y entonces, si poder ser
mucho más que un pedazo de carne
que esté destinado al fin perecer.
Y aunque muchas veces diga
"no me quedo un minuto más aquí",
no me pienso ir así.
Si me iré con las manos vacías,
no cargo este peso que nunca pedí...
que nunca pedí...
que nunca pedí...
No me da miedo morir, el miedo más grande que tengo
es llegado el momento, al final de mis días,
caer en la cuenta y no haber sido feliz.
Al haber entregado mi tiempo a causas perdidas,
y en el arrebato, encima, quererme arrepentir.
A dejar inclinada la balanza, a no forzar la revancha
sólo por el miedo de volver a sufrir.
Si lo que pueda pasar, nadie lo puede saber,
va as er mejor arriesgar antes que se eche a perder.
Afilando los sentidos, y en punta va el corazón,
sintiendo en cada latido que se vive con pasión.
Y si al final de mis días, te acompañe mi canción,
entonces ya todo listo para cerrar mi cajón.
Habré dejado una huella, dando un sentido a mi voz.
Por perseguir a mi estrella que nunca me abandonó.
Si lo que pueda pasar, nadie lo puede saber,
va as er mejor arriesgar antes que se eche a perder.
Afilando los sentidos, y en punta va el corazón,
sintiendo en cada latido que se vive con pasión.
Y si al final de mis días te acompañe mi canción,
entonces ya todo listo para cerrar mi cajón.
Tal vez, hoy pude entender que duele más el olvido,
que uno se vuelve más frío y sólo pierde color.
Cuando termine el camino, nada más llevo conmigo
que alivio y satisfacción
por compartir con amigos, por este sueño c**plido
de haber soltado mi voz.