Cuantas veces uno piensa y dice cosas
y después se entera que esas mismas cosas
ya las pensaron y las dijeron otros hace mil años.
Al principio, uno se siente un poco vacío
porque le ganaron de mano
como si decir cosas lindas o feas
fuesen como una carrera de embolsados que el que llega primero
le dan un paquete de yerba como premio.
Despue´s de a***izar un rato uno termina por ponerse contento
porque uno piensa que al menos habemos dos que pensamos parecido
y lo pudimos decir.
Eso siempre y cuando, lo que uno diga sea de él
y no se lo haya robado a algún libro que otro escribió antes
porque así es fácil decir.
Porque está el que dice esto lo leí, está el que no dice nada
creyendo que los demás son todos a***fabetos o nunca vieron un libro.
Yo no creo en los libros malos, puede que haya malos escritores
o a lo mejor los malos somos los que los leemos
a mi ver, un libro es como un cajón de un mueble
si adentro hay cosas útiles, uno lo abre a cada rato
y si adentro hay porquerías, no se abre nunca,
con las porquerías que hay afuera alcanza.
Y hay otro libro, el que uno lee de vistas y de hechos
tiene la misma cantidad de páginas como el tiempo que un hombre viva
ese libro pa mi, se abrió de chico,
en fogones, galpones de esquilada, asado, no de lujo
sino de diarias jornadas de capón ensartado pa la pionada
en tiempos de cosecha, arada,
o cuando fui una boca y dos brazos más en la cuadrilla
a veces de albañil o de catango,
o cuando alguna vez tiré un alambre límite en una estancia
pero que pa mis ojos nunca fueron valla
y menos, pa mi alma.
Yo aprendí a galopear aún sin caballo
con toda la alegría o la nostalgia
toda la soledad de mi llanura que Dios me regaló pa que yo andara
y fueron míos los arroyos mansos, los sauces, los arroyos, las acacias
y en el pájaro blanco de una nube
yo le puse mi canto a la esperanza.
Y conversé con Dios acá en el suelo
porque bajó pa mí en la noche amarga.
Y en una de esas tantas noches largas,
escuché mil relatos, algunos de verdad, otros macana
cosas de hombre nomás, y al recordarlas yo les doy el envión, pa que guardarlas
le pongo un tono manso a la guitarra
y se los cuento así, asigún salgan.
Al fin y al cabo todo es un relato, hasta el silencio, cuando escucha el alma.
Eso lo sabe el hombre que aún llorando, suele ponerle un canto a la esperanza
yo les doy el envión, pa qué guardarla!
le pongo un tono manso a la guitarra y se los cuento así, asigún salga.
Me hizo temblar de miedo el muy maldito
tenía los ojos lisos como el viento
y el filo de una lezna le salía por la vaina ahujereada del aliento.
Era un macho cuadrado, chueco pa dentro, livianito de atrás,
hmm, si lo estoy viendo.
Con la pera a la altura de los encuentro
me miraba callado, como riendo.
Y me quedé clavado mirando fijo
ni a tantear el cuchillo me animaba
de ande mover un dedo? si de juro, ande moviera un pelo, me achuraba.
Si fuera un hombre ahijuna, no era nada, hubiera manotiado el berijero
y auqnue estaba de sangre congelada, no me hubiera llevado de arriba el cuero,
pero al b****o patudo de aquel día, me le arrugé a lo trapo
y ningún suspiro me salió del cogote puerta afuera, y puerta adentro, se me ahogó el respiro.
Yo estaba parrillando un descosido, y dandole al cansancio una ventaja
había buscado un claro pa hacer el fuego, ni tan cerca, ni tan lejos de unas pajas
dicen que el fuego espanta el b****erío, yo no digo que no, pero me apronto
no hay gato tan mentado cebiado con hombre, pero no hay hombre que ha durado por tonto
aquel puma seguro estaba hambriento, viniendo viento abajo no me olía
apareció trnaquilo entre los yuyo, quise echar un barajo, y no salía!
Yo se por cuentos de otro que no hay puma, ni vívoras ni chancho ni otra yerbas
que ataquen al crestiano por costumbre o por jugar vayan y muerdan
pero saber por cuento es una cosa, y que a uno le suceda, es muy distinto!
Se dentran a mezclar los ahora que hago y dentra a conocerce el propio instinto.
Mi tata, bueno mi tata se empedó por la alegría,
por mí la comadrona gritó: "Macho!"
Y ahora un b****o peludo me cambiaba toda la dignidad por un empacho.
Yo no se el miedo que tiene el coraje
ni se el coraje que nace del miedo
apenas me cruzó "tomate el raje",
mezclado se me cruzó "mejor me quedo".
Era un macho cuadrado, chueco pa dentro,
livianito de atrás, si lo estoy viendo.
Él estaba asustado, como yo estaba,
pero creanmelo, lo vi riendo.
Echa un tranco pa atrás, casi arrastrando
se echó una limbatiada en el hocico,
yo no se, pero pienso que pensaba que aunque flaco y mugriento,
yo era rico.
Se fue por dondo vino como un tiro,
pa mí que estuvo allí parado como tres meses,
porque cuando se fue sentí un vacío!,
y había un charco de sudor bajo mis pies.
Nadie se vaya a creer que esto es mentira,
cualquiera puede reirse, pero advierto
que es mucho mas liviano bolear patos o ñanduces a pata en el desierto
porque saber por cuento es una cosa,
y que a uno le suceda se lo pinto
si es con un hombre, no digo que sean rosas,
pero un hombre con un hombre y fierro al cinto uno puede conversar,
pero con b****o, ja, le digo me ha pasado, y es muy distinto!
y después se entera que esas mismas cosas
ya las pensaron y las dijeron otros hace mil años.
Al principio, uno se siente un poco vacío
porque le ganaron de mano
como si decir cosas lindas o feas
fuesen como una carrera de embolsados que el que llega primero
le dan un paquete de yerba como premio.
Despue´s de a***izar un rato uno termina por ponerse contento
porque uno piensa que al menos habemos dos que pensamos parecido
y lo pudimos decir.
Eso siempre y cuando, lo que uno diga sea de él
y no se lo haya robado a algún libro que otro escribió antes
porque así es fácil decir.
Porque está el que dice esto lo leí, está el que no dice nada
creyendo que los demás son todos a***fabetos o nunca vieron un libro.
Yo no creo en los libros malos, puede que haya malos escritores
o a lo mejor los malos somos los que los leemos
a mi ver, un libro es como un cajón de un mueble
si adentro hay cosas útiles, uno lo abre a cada rato
y si adentro hay porquerías, no se abre nunca,
con las porquerías que hay afuera alcanza.
Y hay otro libro, el que uno lee de vistas y de hechos
tiene la misma cantidad de páginas como el tiempo que un hombre viva
ese libro pa mi, se abrió de chico,
en fogones, galpones de esquilada, asado, no de lujo
sino de diarias jornadas de capón ensartado pa la pionada
en tiempos de cosecha, arada,
o cuando fui una boca y dos brazos más en la cuadrilla
a veces de albañil o de catango,
o cuando alguna vez tiré un alambre límite en una estancia
pero que pa mis ojos nunca fueron valla
y menos, pa mi alma.
Yo aprendí a galopear aún sin caballo
con toda la alegría o la nostalgia
toda la soledad de mi llanura que Dios me regaló pa que yo andara
y fueron míos los arroyos mansos, los sauces, los arroyos, las acacias
y en el pájaro blanco de una nube
yo le puse mi canto a la esperanza.
Y conversé con Dios acá en el suelo
porque bajó pa mí en la noche amarga.
Y en una de esas tantas noches largas,
escuché mil relatos, algunos de verdad, otros macana
cosas de hombre nomás, y al recordarlas yo les doy el envión, pa que guardarlas
le pongo un tono manso a la guitarra
y se los cuento así, asigún salgan.
Al fin y al cabo todo es un relato, hasta el silencio, cuando escucha el alma.
Eso lo sabe el hombre que aún llorando, suele ponerle un canto a la esperanza
yo les doy el envión, pa qué guardarla!
le pongo un tono manso a la guitarra y se los cuento así, asigún salga.
Me hizo temblar de miedo el muy maldito
tenía los ojos lisos como el viento
y el filo de una lezna le salía por la vaina ahujereada del aliento.
Era un macho cuadrado, chueco pa dentro, livianito de atrás,
hmm, si lo estoy viendo.
Con la pera a la altura de los encuentro
me miraba callado, como riendo.
Y me quedé clavado mirando fijo
ni a tantear el cuchillo me animaba
de ande mover un dedo? si de juro, ande moviera un pelo, me achuraba.
Si fuera un hombre ahijuna, no era nada, hubiera manotiado el berijero
y auqnue estaba de sangre congelada, no me hubiera llevado de arriba el cuero,
pero al b****o patudo de aquel día, me le arrugé a lo trapo
y ningún suspiro me salió del cogote puerta afuera, y puerta adentro, se me ahogó el respiro.
Yo estaba parrillando un descosido, y dandole al cansancio una ventaja
había buscado un claro pa hacer el fuego, ni tan cerca, ni tan lejos de unas pajas
dicen que el fuego espanta el b****erío, yo no digo que no, pero me apronto
no hay gato tan mentado cebiado con hombre, pero no hay hombre que ha durado por tonto
aquel puma seguro estaba hambriento, viniendo viento abajo no me olía
apareció trnaquilo entre los yuyo, quise echar un barajo, y no salía!
Yo se por cuentos de otro que no hay puma, ni vívoras ni chancho ni otra yerbas
que ataquen al crestiano por costumbre o por jugar vayan y muerdan
pero saber por cuento es una cosa, y que a uno le suceda, es muy distinto!
Se dentran a mezclar los ahora que hago y dentra a conocerce el propio instinto.
Mi tata, bueno mi tata se empedó por la alegría,
por mí la comadrona gritó: "Macho!"
Y ahora un b****o peludo me cambiaba toda la dignidad por un empacho.
Yo no se el miedo que tiene el coraje
ni se el coraje que nace del miedo
apenas me cruzó "tomate el raje",
mezclado se me cruzó "mejor me quedo".
Era un macho cuadrado, chueco pa dentro,
livianito de atrás, si lo estoy viendo.
Él estaba asustado, como yo estaba,
pero creanmelo, lo vi riendo.
Echa un tranco pa atrás, casi arrastrando
se echó una limbatiada en el hocico,
yo no se, pero pienso que pensaba que aunque flaco y mugriento,
yo era rico.
Se fue por dondo vino como un tiro,
pa mí que estuvo allí parado como tres meses,
porque cuando se fue sentí un vacío!,
y había un charco de sudor bajo mis pies.
Nadie se vaya a creer que esto es mentira,
cualquiera puede reirse, pero advierto
que es mucho mas liviano bolear patos o ñanduces a pata en el desierto
porque saber por cuento es una cosa,
y que a uno le suceda se lo pinto
si es con un hombre, no digo que sean rosas,
pero un hombre con un hombre y fierro al cinto uno puede conversar,
pero con b****o, ja, le digo me ha pasado, y es muy distinto!