Ahí llega de vuelta el que dijo que no volvería
estuvo sembrando amapolas en la tierra prometida
eso fue cuando tú y yo coleccionábamos días tristes,
tan tristes como las caricias que ya dimos por perdidas.
Los buitres acuden a picar en los restos de la Historia
los maestros enseñan a sumar mientras los niños cazan moscas
y nosotros dos empeñándonos en capturar eclipses
en la otra esquina del mundo alguien preguntó la hora.
Ahí llegan los ecos de nuestro pasado
entre los chirridos de los neumáticos
puedo oír los ladridos del perro mágico
del perro mágico.
¿Cuánta gente se hizo sangre al morderse los labios de rabia?
¿Cuántos nos quedamos dormidos antes de pasar la página?
Cuando el viento trae las melodías que deja escapar el dolor
las adolescentes escriben su diario de lágrimas.
Ahí llegan los ecos de nuestro pasado
entre los chirridos de los neumáticos
puedo oir los ladridos del perro mágico
del perro mágico.
Pasa el tiempo y el cirujano no logró dar con el alma
el soñador sigue confundiendo a las libélulas con hadas
y nosotros nos estrellamos contra el muro de nuestros deseos
y afinamos cada día, por si acaso, las guitarras.
Ahí llegan los ecos de nuestro pasado
entre los chirridos de los neumáticos
puedo oír los ladridos del perro mágico
del perro mágico.
estuvo sembrando amapolas en la tierra prometida
eso fue cuando tú y yo coleccionábamos días tristes,
tan tristes como las caricias que ya dimos por perdidas.
Los buitres acuden a picar en los restos de la Historia
los maestros enseñan a sumar mientras los niños cazan moscas
y nosotros dos empeñándonos en capturar eclipses
en la otra esquina del mundo alguien preguntó la hora.
Ahí llegan los ecos de nuestro pasado
entre los chirridos de los neumáticos
puedo oír los ladridos del perro mágico
del perro mágico.
¿Cuánta gente se hizo sangre al morderse los labios de rabia?
¿Cuántos nos quedamos dormidos antes de pasar la página?
Cuando el viento trae las melodías que deja escapar el dolor
las adolescentes escriben su diario de lágrimas.
Ahí llegan los ecos de nuestro pasado
entre los chirridos de los neumáticos
puedo oir los ladridos del perro mágico
del perro mágico.
Pasa el tiempo y el cirujano no logró dar con el alma
el soñador sigue confundiendo a las libélulas con hadas
y nosotros nos estrellamos contra el muro de nuestros deseos
y afinamos cada día, por si acaso, las guitarras.
Ahí llegan los ecos de nuestro pasado
entre los chirridos de los neumáticos
puedo oír los ladridos del perro mágico
del perro mágico.