Esa es la Rosa que baja
con los yuyitos que junta.
La Sierra Grande a su espalda
le tapa el sol que despunta.
Del agua de la Pampita,
por los senderos de piedra
trae a San Javier, solita,
fragancias de las estrellas.
No cabe ni una tristeza
en su humilde alforja vacía
cuando a la tarde regresa
en los vinos de su alegría.
Tiempo lejos vino siendo
de cuantioso amor bendita,
cada estación floreciendo
lo mismo que sus plantitas.
El invierno sin un grito
segó su bulto en la loma
y sobre el pueblo marchito
cayó un silencio de aromas.
Se lleva la Rosa Díaz
sus yerbas al cielo mismo;
ahí vuelve al cerro su almita
perfumando los abismos.
con los yuyitos que junta.
La Sierra Grande a su espalda
le tapa el sol que despunta.
Del agua de la Pampita,
por los senderos de piedra
trae a San Javier, solita,
fragancias de las estrellas.
No cabe ni una tristeza
en su humilde alforja vacía
cuando a la tarde regresa
en los vinos de su alegría.
Tiempo lejos vino siendo
de cuantioso amor bendita,
cada estación floreciendo
lo mismo que sus plantitas.
El invierno sin un grito
segó su bulto en la loma
y sobre el pueblo marchito
cayó un silencio de aromas.
Se lleva la Rosa Díaz
sus yerbas al cielo mismo;
ahí vuelve al cerro su almita
perfumando los abismos.