Yo no anduve nunca el mar
en su redondez salada
ni vi su crin derramar
en las cubiertas mojadas.
No conozco singladura,
constelación ni cuadrante,
pero canto, por vivir,
un canto de navegantes.
Ay, velero que me llevas
desde mi madre al desierto,
y desgarran tu madera
fantasmas de mar abierto.
Ay, brújula de mis hados,
puerta de los espejismos,
vaga tu norte extraviado
en la panza del abismo.
No sé qué rumbo tomé,
qué muelle me vio amarrado
desde donde un día zarpé
con vientos desordenados.
Llevo un sueño sin abrir,
duermevela del vigía,
y un pié pisando el nadir,
rojo de melancolía.
La estela que voy dejando
es breve como la aurora.
Yo soy el que va pasando
y el mar el que me devora.
Sé que me espera un remanso
en la frontera salina
donde voy a flotar manso
como un barco negro en ruinas.
en su redondez salada
ni vi su crin derramar
en las cubiertas mojadas.
No conozco singladura,
constelación ni cuadrante,
pero canto, por vivir,
un canto de navegantes.
Ay, velero que me llevas
desde mi madre al desierto,
y desgarran tu madera
fantasmas de mar abierto.
Ay, brújula de mis hados,
puerta de los espejismos,
vaga tu norte extraviado
en la panza del abismo.
No sé qué rumbo tomé,
qué muelle me vio amarrado
desde donde un día zarpé
con vientos desordenados.
Llevo un sueño sin abrir,
duermevela del vigía,
y un pié pisando el nadir,
rojo de melancolía.
La estela que voy dejando
es breve como la aurora.
Yo soy el que va pasando
y el mar el que me devora.
Sé que me espera un remanso
en la frontera salina
donde voy a flotar manso
como un barco negro en ruinas.