En Cádiz hay una niña que Catalina se llama;
su padre era un perro moro, su madre una renegada.
Todos los días de fiesta, su padre la castigaba
que deje la ley de Dios, y siga la ley malvada.
Ella dice que no quiere, que está con Cristo esposada.
Su padre ha mandado hacer una rueda de navajas
y si no sigue su ley, en ella despedazarla.
La rueda ya estaba hecha, Catalina arrodillada.
Ya baja un angel del cielo con su corona y su palma.
- Sube, sube, Catalina, que el rey del cielo te llama.
- ¿Qué me querá el rey del cielo que tan aprisa me llama?
- Las cuentas que le he de dar, ya se las tenía dadas.
- Sube, sube, Catalina, que el rey del cielo te llama
a recibir la corona, que la tenías ganada.
su padre era un perro moro, su madre una renegada.
Todos los días de fiesta, su padre la castigaba
que deje la ley de Dios, y siga la ley malvada.
Ella dice que no quiere, que está con Cristo esposada.
Su padre ha mandado hacer una rueda de navajas
y si no sigue su ley, en ella despedazarla.
La rueda ya estaba hecha, Catalina arrodillada.
Ya baja un angel del cielo con su corona y su palma.
- Sube, sube, Catalina, que el rey del cielo te llama.
- ¿Qué me querá el rey del cielo que tan aprisa me llama?
- Las cuentas que le he de dar, ya se las tenía dadas.
- Sube, sube, Catalina, que el rey del cielo te llama
a recibir la corona, que la tenías ganada.