En casa de unos señores de alto rango y postín
una chica muy humilde, la pobre, se fue a servir.
Eran ricos comerciantes, y sólo un hijo tenían
que en Zaragoza estudiaba carrera de Medicina.
Esta joven placentera, Nieves Rua se llamaba
y al verla el estudiante, de ella se enamoraba.
Era tan bella y hermosa, tan noble y tan bonita,
que sus amos y vecinos con gran amor la querían.
Pero llegó el cierto día que sus padres se enteraron
y con gran temeridad, de encerrarlo trataron.
A su hijo aconsejan que no hable con la sirvienta
porque si así lo hace, le suspenden la carrera.
- Ya sabemos hijo mío, que esa joven es muy buena,
pero, al fin, es una pobre; no debes hablar con ella.
- Yo la quiero con delirio, aquel hijo les contesta,
si es buena, padre mío, ¿qué me importa la riqueza?
Despidieron la muchacha que la pobre encinta estaba
y a su aldea se fue llorando desconsolada.
- Yo no puedo olvidarla y me pienso casar con ella
aunque tenga que faltar a su honor y obediencia.
- Mira bien lo que contestas, le dice el padre enseguida;
Tú eres menor de edad, y harás lo que yo diga.
Entre el hijo y sus padres grandes luchas se entablaron,
porque el amor de la joven, él no podía olvidarlo.
Sin que sus padres supieran, la escribía muchas cartas
y algunos días festivos, a verla iba a su casa.
Sus padres llenos de furia le responden y amenazan
y en un reformatorio, de encerrarlo trataban.
El mozo cuando lo supo, se escapó de la casa
antes de ser perseguido por unos padres sin alma.
Al verse tan perseguido por aquel padre traidor
decidió ir a la muerte antes de olvidar su amor.
A punto de dar a luz la pobre Nieves se hallaba
y cuando llegó su amante diciéndole estas palabras:
- Han llegado vida mía, nuestros últimos momentos;
mis padres han decidido encerrarme en un convento.
Si tú prefieres la vida, yo no te obligo a vivir,
quédate sola en el mundo, que aún puedes ser feliz.
Y antes que lo consigan yo quiero morir contigo
para gozar en el cielo lo que aquí no hemos podido.
- Yo quiero acompañarte, la pobre joven contesta;
¿de qué me sirve la vida si me falta tu presencia?
Se tomaron enseguida una droga de veneno
y en un profundo sueño, los dos amantes murieron.
Mientras los crueles padres a su hijo lo buscaban,
la prensa de Zaragoza, la noticia publicaba.
Sé que en una lejana aldea distinta de la comarca
dos jóvenes se encontraron muertos en una vaguada.
Allí fueron enseguida y atónitos se quedaban
al ver que los muertos eran, su hijo y la criada.
Abrazando sus cadáveres, aquellos padres malditos
llenos de pena y dolor, lloraban arrepentidos.
- Por la maldita riqueza, el amor y el prestigio
nuestra ha sida la causa de este triste suceso.
En el vestido de Nieves un papel escrito hallaron,
en él se pide que sean los dos juntos enterrados.
- No lloréis por nuestra muerte ni nuestro fatal destino.
Dios perdone a nuestros padres que la c**pa han tenido.
Padres y madres, a todos os recomiendo un consejo:
No prohibáis a vuestros hijos elegir su casamiento.
Y aquí termina el romance de estos dos enamorados,
que por ser ella una pobre, no pudieron ser casados.
una chica muy humilde, la pobre, se fue a servir.
Eran ricos comerciantes, y sólo un hijo tenían
que en Zaragoza estudiaba carrera de Medicina.
Esta joven placentera, Nieves Rua se llamaba
y al verla el estudiante, de ella se enamoraba.
Era tan bella y hermosa, tan noble y tan bonita,
que sus amos y vecinos con gran amor la querían.
Pero llegó el cierto día que sus padres se enteraron
y con gran temeridad, de encerrarlo trataron.
A su hijo aconsejan que no hable con la sirvienta
porque si así lo hace, le suspenden la carrera.
- Ya sabemos hijo mío, que esa joven es muy buena,
pero, al fin, es una pobre; no debes hablar con ella.
- Yo la quiero con delirio, aquel hijo les contesta,
si es buena, padre mío, ¿qué me importa la riqueza?
Despidieron la muchacha que la pobre encinta estaba
y a su aldea se fue llorando desconsolada.
- Yo no puedo olvidarla y me pienso casar con ella
aunque tenga que faltar a su honor y obediencia.
- Mira bien lo que contestas, le dice el padre enseguida;
Tú eres menor de edad, y harás lo que yo diga.
Entre el hijo y sus padres grandes luchas se entablaron,
porque el amor de la joven, él no podía olvidarlo.
Sin que sus padres supieran, la escribía muchas cartas
y algunos días festivos, a verla iba a su casa.
Sus padres llenos de furia le responden y amenazan
y en un reformatorio, de encerrarlo trataban.
El mozo cuando lo supo, se escapó de la casa
antes de ser perseguido por unos padres sin alma.
Al verse tan perseguido por aquel padre traidor
decidió ir a la muerte antes de olvidar su amor.
A punto de dar a luz la pobre Nieves se hallaba
y cuando llegó su amante diciéndole estas palabras:
- Han llegado vida mía, nuestros últimos momentos;
mis padres han decidido encerrarme en un convento.
Si tú prefieres la vida, yo no te obligo a vivir,
quédate sola en el mundo, que aún puedes ser feliz.
Y antes que lo consigan yo quiero morir contigo
para gozar en el cielo lo que aquí no hemos podido.
- Yo quiero acompañarte, la pobre joven contesta;
¿de qué me sirve la vida si me falta tu presencia?
Se tomaron enseguida una droga de veneno
y en un profundo sueño, los dos amantes murieron.
Mientras los crueles padres a su hijo lo buscaban,
la prensa de Zaragoza, la noticia publicaba.
Sé que en una lejana aldea distinta de la comarca
dos jóvenes se encontraron muertos en una vaguada.
Allí fueron enseguida y atónitos se quedaban
al ver que los muertos eran, su hijo y la criada.
Abrazando sus cadáveres, aquellos padres malditos
llenos de pena y dolor, lloraban arrepentidos.
- Por la maldita riqueza, el amor y el prestigio
nuestra ha sida la causa de este triste suceso.
En el vestido de Nieves un papel escrito hallaron,
en él se pide que sean los dos juntos enterrados.
- No lloréis por nuestra muerte ni nuestro fatal destino.
Dios perdone a nuestros padres que la c**pa han tenido.
Padres y madres, a todos os recomiendo un consejo:
No prohibáis a vuestros hijos elegir su casamiento.
Y aquí termina el romance de estos dos enamorados,
que por ser ella una pobre, no pudieron ser casados.