-Tengo yo una apuesta, madre, y la tengo que ganar,
de dormir con Marianita antes del gallo cantar.
- ¿Para qué te apuestas, hijo, lo que no puedes ganar?
- Madre, déjeme usted solo, que algo se me ocurriá.
Deme usté una enagua blanca y un vestido de percal,
que a la calle de Mariana yo me voy a pasear.
En cuanto le vió Mariana desde el balcón donde está:
- ¿Quién es esa señorita, que tan bien vestida va?
- Señora, soy tejedora del otro lado del mar,
que tengo una tela unida y otra tengo en el telar.
- Esta noche, tejedora, conmigo te quedarás,
que al andar de noche sola, en mujer parece mal.
- No señora, no me quedo, que no me puedo quedar,
que tiene usté muchos criados y ellos me querán forzar.
- Esta noche tejedora, conmigo te acostarás.
Ya se fueron a la cama, ya se fueron a acostar.
Antes de cantar el gallo, se oye a Mariana llorar;
- La tejedora de anoche, tejedor se volvió ya.
de dormir con Marianita antes del gallo cantar.
- ¿Para qué te apuestas, hijo, lo que no puedes ganar?
- Madre, déjeme usted solo, que algo se me ocurriá.
Deme usté una enagua blanca y un vestido de percal,
que a la calle de Mariana yo me voy a pasear.
En cuanto le vió Mariana desde el balcón donde está:
- ¿Quién es esa señorita, que tan bien vestida va?
- Señora, soy tejedora del otro lado del mar,
que tengo una tela unida y otra tengo en el telar.
- Esta noche, tejedora, conmigo te quedarás,
que al andar de noche sola, en mujer parece mal.
- No señora, no me quedo, que no me puedo quedar,
que tiene usté muchos criados y ellos me querán forzar.
- Esta noche tejedora, conmigo te acostarás.
Ya se fueron a la cama, ya se fueron a acostar.
Antes de cantar el gallo, se oye a Mariana llorar;
- La tejedora de anoche, tejedor se volvió ya.