El Muelas con el Pelao
se apalancan en la esquina
cantando por Los Chunguitos
no sé qué de la heroína.
El Pelao a la guitarra
y el Muelas por alegrías,
y no hay más arte en el mundo
que en la puerta Galerías.
Y entre "Libre, libre quiero ser",
"Yo quiero a May" y "El Farruquito"
si no estira pa' comer,
nunca falta un canutito.
¡Ay!, Pelao, qué vacilón,
pa' que digan los colgaos
que este arte es del montón.
¡Ay!, ¡ay!, ¡ay!, Pelao, qué vacilón,
que el día menos pensao
salimos por televisión.
Cuando el Pelao era el Juani,
el Muelas era el Ramón,
y la frontera del barrio
un solitario callejón.
De una mañana para otra
se juntó la mala suerte
y a punta de excavadora
acorralaron a su gente.*
Carne de vendimia y maletón,
hombres que suben a los trenes,
pero el Muelas y el Pelao
tienen claro lo que quieren.
¡Ay!, Pelao, la solución:
tú me tocas por rumbitas
pa' que te las cante yo.
¡Ay!, ¡ay!, ¡ay!, Pelao, qué vacilón,
que el día menos pensao
salimos por televisión.
Al Muelas una mañana
se le cruzaron los cables,
fue visto por la estación
hasta el momento del desastre.
Cuando el Pelao lo leyó,**
desesperao de amargura,
le atragantó su guitarra
al camión de la basura.
Lágrimas y lágrimas lloró
y entre sollozos sonreía
cuando quiso imaginar
lo que el Muelas le diría.
¡Ay!, Pelao, qué sofocón,
que me he ido sin despedirme
y te he roto el corazón.
¡Ay!, ¡ay!, ¡ay!, Pelao, qué maricón,
con lo bien que la tocabas
y se l'ha lleva'o el camión.
¡Ay!, ¡ay!, ¡ay!, Pelao, qué vacilón,
que el día menos pensao
te sacan por televisión.
se apalancan en la esquina
cantando por Los Chunguitos
no sé qué de la heroína.
El Pelao a la guitarra
y el Muelas por alegrías,
y no hay más arte en el mundo
que en la puerta Galerías.
Y entre "Libre, libre quiero ser",
"Yo quiero a May" y "El Farruquito"
si no estira pa' comer,
nunca falta un canutito.
¡Ay!, Pelao, qué vacilón,
pa' que digan los colgaos
que este arte es del montón.
¡Ay!, ¡ay!, ¡ay!, Pelao, qué vacilón,
que el día menos pensao
salimos por televisión.
Cuando el Pelao era el Juani,
el Muelas era el Ramón,
y la frontera del barrio
un solitario callejón.
De una mañana para otra
se juntó la mala suerte
y a punta de excavadora
acorralaron a su gente.*
Carne de vendimia y maletón,
hombres que suben a los trenes,
pero el Muelas y el Pelao
tienen claro lo que quieren.
¡Ay!, Pelao, la solución:
tú me tocas por rumbitas
pa' que te las cante yo.
¡Ay!, ¡ay!, ¡ay!, Pelao, qué vacilón,
que el día menos pensao
salimos por televisión.
Al Muelas una mañana
se le cruzaron los cables,
fue visto por la estación
hasta el momento del desastre.
Cuando el Pelao lo leyó,**
desesperao de amargura,
le atragantó su guitarra
al camión de la basura.
Lágrimas y lágrimas lloró
y entre sollozos sonreía
cuando quiso imaginar
lo que el Muelas le diría.
¡Ay!, Pelao, qué sofocón,
que me he ido sin despedirme
y te he roto el corazón.
¡Ay!, ¡ay!, ¡ay!, Pelao, qué maricón,
con lo bien que la tocabas
y se l'ha lleva'o el camión.
¡Ay!, ¡ay!, ¡ay!, Pelao, qué vacilón,
que el día menos pensao
te sacan por televisión.