Qué bien andas, manzana patilarga,
como firmas el aire, ole que ole,
oleaje y cascabel,
se abren solas de par en par las puertas
al avance de tu paso frutal,
olé y olá.
Y qué bien desembocan tus andares
en la barra del bar y pides vino blanco.
Alzas la copa y brindas por ti,
hoy es tu c**pleaños,
treintañera y a solas,
a solas.
Qué bien fumas, qué bien miras tu noche,
cuánto sabes de todo y de los hombres,
lo que no sepas tú,
de casados también, de forasteros,
trovadores o no, todo el percal,
y, en fin, en fin...
Y por eso estás sola y te celebras
a ti misma, por ti, y tomas decisiones.
Soplas el humo, lo ves subir...
quieres tener un hijo
y que tenga un buen padre,
un padre.
Que será un tío guapo y educado,
cariñoso, simpático, alegre
y con buena salud,
y solvente. Y aún se me olvida algo,
que le guste hacer mucho el amor,
que folle bien.
Y tú, a cambio, serás su fascinante
manantial de cariño, gracia y aventura.
Alzas la copa y brindas por él,
será un afortunado
porque vas a quererlo,
quererlo.
Ya terminas tu copa y te levantas,
ya te llevan tus pasos a la calle,
ya te me vas del bar,
ojalá fuera yo el afortunado
de la estrofa anterior, el rey del mar
de tu querer.
Pero qué puedo hacer más que cantarte
y quedarme bebiendo el vino y el olvido.
Soplo el humo, lo veo subir,
adiós mi treintañera
y que tengas buen viaje.
Buen viaje.
como firmas el aire, ole que ole,
oleaje y cascabel,
se abren solas de par en par las puertas
al avance de tu paso frutal,
olé y olá.
Y qué bien desembocan tus andares
en la barra del bar y pides vino blanco.
Alzas la copa y brindas por ti,
hoy es tu c**pleaños,
treintañera y a solas,
a solas.
Qué bien fumas, qué bien miras tu noche,
cuánto sabes de todo y de los hombres,
lo que no sepas tú,
de casados también, de forasteros,
trovadores o no, todo el percal,
y, en fin, en fin...
Y por eso estás sola y te celebras
a ti misma, por ti, y tomas decisiones.
Soplas el humo, lo ves subir...
quieres tener un hijo
y que tenga un buen padre,
un padre.
Que será un tío guapo y educado,
cariñoso, simpático, alegre
y con buena salud,
y solvente. Y aún se me olvida algo,
que le guste hacer mucho el amor,
que folle bien.
Y tú, a cambio, serás su fascinante
manantial de cariño, gracia y aventura.
Alzas la copa y brindas por él,
será un afortunado
porque vas a quererlo,
quererlo.
Ya terminas tu copa y te levantas,
ya te llevan tus pasos a la calle,
ya te me vas del bar,
ojalá fuera yo el afortunado
de la estrofa anterior, el rey del mar
de tu querer.
Pero qué puedo hacer más que cantarte
y quedarme bebiendo el vino y el olvido.
Soplo el humo, lo veo subir,
adiós mi treintañera
y que tengas buen viaje.
Buen viaje.