Tengo una novia que finge
que no tiene o*****os,
y, al reprimir sus espasmos,
al sofocar su laringe,
me pone cara de esfinge.
Finge, finge, finge,
que yo lo sé,
yo sé que finge.
Yo sé que es una artimaña
contra mi autoestima,
y es que le doy mucha grima,
siempre de hazaña en hazaña,
por eso me mete caña,
caña, caña, caña,
pobre de mí. Y ron de caña.
El ron de caña,
oh qué desdicha,
el ron de caña
si que empaña
la susodicha.
Al primer ron
aún sirvo de algo,
pero al segundo
casi no cundo,
casi no valgo.
Y al tercer ron
soy un escombro
con mi autoestima
por la tarima,
manga por hombro.
Y le susurro a la oreja
al ver su entusiasmo:
estás teniendo un o*****o,
se te ha movido una ceja,
tu cuerpo se desmadeja,
deja, deja, deja,
déjate ir no tendrás queja.
Viendo que da su artimaña
nulos resultados,
sus uñas en mis costados,
se deja ir y me araña
fingiendo un poco de saña.
Caña, caña, caña,
pobre de mí. Y ron de caña.
El ron de caña
sí que me afecta,
el ron de caña,
el que me acompaña
mi edad provecta.
Al primer ron
aún sirvo de algo,
pero al segundo
casi no cundo,
casi no valgo.
Y al tercer ron
soy sólo un lastre,
con mi autoestima
por la tarima,
para el arrastre.
El ron de caña
me compromete,
el ron de caña,
que me desmaña.
Y ya van siete.
Al primer ron
aún sirvo de algo,
pero al segundo
casi no cundo,
casi no valgo.
Y al tercer ron
perezco un leño.
con mi autoestima
por la tarima
ronca su sueño.
(Javier Krahe)
que no tiene o*****os,
y, al reprimir sus espasmos,
al sofocar su laringe,
me pone cara de esfinge.
Finge, finge, finge,
que yo lo sé,
yo sé que finge.
Yo sé que es una artimaña
contra mi autoestima,
y es que le doy mucha grima,
siempre de hazaña en hazaña,
por eso me mete caña,
caña, caña, caña,
pobre de mí. Y ron de caña.
El ron de caña,
oh qué desdicha,
el ron de caña
si que empaña
la susodicha.
Al primer ron
aún sirvo de algo,
pero al segundo
casi no cundo,
casi no valgo.
Y al tercer ron
soy un escombro
con mi autoestima
por la tarima,
manga por hombro.
Y le susurro a la oreja
al ver su entusiasmo:
estás teniendo un o*****o,
se te ha movido una ceja,
tu cuerpo se desmadeja,
deja, deja, deja,
déjate ir no tendrás queja.
Viendo que da su artimaña
nulos resultados,
sus uñas en mis costados,
se deja ir y me araña
fingiendo un poco de saña.
Caña, caña, caña,
pobre de mí. Y ron de caña.
El ron de caña
sí que me afecta,
el ron de caña,
el que me acompaña
mi edad provecta.
Al primer ron
aún sirvo de algo,
pero al segundo
casi no cundo,
casi no valgo.
Y al tercer ron
soy sólo un lastre,
con mi autoestima
por la tarima,
para el arrastre.
El ron de caña
me compromete,
el ron de caña,
que me desmaña.
Y ya van siete.
Al primer ron
aún sirvo de algo,
pero al segundo
casi no cundo,
casi no valgo.
Y al tercer ron
perezco un leño.
con mi autoestima
por la tarima
ronca su sueño.
(Javier Krahe)