De mis ficciones y mis vicios siempre esclavo,
no doy ni clavo,
fumando espero no sé qué, tiempo me sobra
aquí en la obra.
Por mi "chaise longue" van desfilando musarañas
y en sus hazañas
o en sus patrañas
mi corazón zozobra.
Mis musarañas tienen nombres de mujer
y el tuyo, Esther,
como un moscón zumba que zumba impertinente
aquí en mi mente,
es casi casi casi como estar contigo,
duro castigo
que yo maldigo
entristecidamente.
Porque, a pesar de que aún a veces imagine
que eres de cine,
que me haces caso y que en tus besos desvarío
con que el vacío
cruel y absurdo de la vida no es un drama
cuando en la cama
se desparrama
tu gracia y tu tronío,
lo cierto es que estás vendiéndote a diario
a un millonario
que ha amurallado el jardín de tu lujuria
y que esa injuria
me deja viudo de tu cuerpo y tu deseo
y que lo veo
todo muy feo
y estoy hecho una furia.
No claves cruces en el monte del recuerdo
que igual te muerdo,
vístete y vete lejos de mi fantasía,
ex - vida mía.
Desde otros nombres me reclaman tiempo y mimo
y las lastimo
si sólo rimo
amor con lejanía.
Yo, que fui un golfo y retuve a cuatro o cinco
que, dando un brinco,
me colmarían la "chaise longue" de cercanía,
¿por qué querría
sufrir tu acoso fisiológico y mental,
sufrir un mal,
Esther de Tal,
para el que no hay tutía?
Quiero olvidar que en esos ojos de morena
valió la pena
morir de amor carnal en tantas ocasiones
y que aún me pones.
Seguramente es eso lo que más me enfada,
¿si ya no hay nada,
-ea, borrada-
qué haces en mis canciones?
Ay, qué difícil es, así, repantingado,
darte de lado.
Voy a probar a ver qué tal si me levanto,
adiós, encanto.
He de asear mi domicilio y mi persona,
adiós, tumbona.
Con la fregona
enjugaré mi llanto.
(Javier Krahe)
no doy ni clavo,
fumando espero no sé qué, tiempo me sobra
aquí en la obra.
Por mi "chaise longue" van desfilando musarañas
y en sus hazañas
o en sus patrañas
mi corazón zozobra.
Mis musarañas tienen nombres de mujer
y el tuyo, Esther,
como un moscón zumba que zumba impertinente
aquí en mi mente,
es casi casi casi como estar contigo,
duro castigo
que yo maldigo
entristecidamente.
Porque, a pesar de que aún a veces imagine
que eres de cine,
que me haces caso y que en tus besos desvarío
con que el vacío
cruel y absurdo de la vida no es un drama
cuando en la cama
se desparrama
tu gracia y tu tronío,
lo cierto es que estás vendiéndote a diario
a un millonario
que ha amurallado el jardín de tu lujuria
y que esa injuria
me deja viudo de tu cuerpo y tu deseo
y que lo veo
todo muy feo
y estoy hecho una furia.
No claves cruces en el monte del recuerdo
que igual te muerdo,
vístete y vete lejos de mi fantasía,
ex - vida mía.
Desde otros nombres me reclaman tiempo y mimo
y las lastimo
si sólo rimo
amor con lejanía.
Yo, que fui un golfo y retuve a cuatro o cinco
que, dando un brinco,
me colmarían la "chaise longue" de cercanía,
¿por qué querría
sufrir tu acoso fisiológico y mental,
sufrir un mal,
Esther de Tal,
para el que no hay tutía?
Quiero olvidar que en esos ojos de morena
valió la pena
morir de amor carnal en tantas ocasiones
y que aún me pones.
Seguramente es eso lo que más me enfada,
¿si ya no hay nada,
-ea, borrada-
qué haces en mis canciones?
Ay, qué difícil es, así, repantingado,
darte de lado.
Voy a probar a ver qué tal si me levanto,
adiós, encanto.
He de asear mi domicilio y mi persona,
adiós, tumbona.
Con la fregona
enjugaré mi llanto.
(Javier Krahe)