Labios frescos y suaves los olvidé,
tus dientes no,
tus dientes no, Genoveva.
Hasta el fin de mis días tu recuerdo
dolerá en cierta señal
que me hiciste con total,
pero total
falta de tacto.
Duele como el augurio de un cielo gris
y va a llover,
y va a llover,pues que llueva.
Harto estoy de acertar que hará mal tiempo
gracias a esa cicatriz,
este don me hace infeliz,
muy infeliz
y no me jacto.
No me jacto, ojalá brillara el sol
para olvidar esa noche en que el alcohol,
cruel Genoveva,
te llevó a tales excesos.
En mi cuerpo están impresos
feroces besos.
Eran los mis amores caricias mil
hasta que tú,
hasta que tú, Genoveva,
abusando tal vez de mi curiosa
y dudosa juventud
arruinaste mi virtud
y mi salud conjuntamente.
Ahora sólo el desierto me tienta ya,
malviviré,
malviviré en una cueva.
Mercromina y tiritas sólo curan
lo más superficial
y tú causaste un mal
que es esencial,
que es permanente.
Muy permanente, ojalá brillara el sol
para olvidar esa noche en que el alcohol,
cruel Genoveva,
nos llevó a tales excesos.
En mi alma están impresos
feroces besos.
(Javier Krahe)
tus dientes no,
tus dientes no, Genoveva.
Hasta el fin de mis días tu recuerdo
dolerá en cierta señal
que me hiciste con total,
pero total
falta de tacto.
Duele como el augurio de un cielo gris
y va a llover,
y va a llover,pues que llueva.
Harto estoy de acertar que hará mal tiempo
gracias a esa cicatriz,
este don me hace infeliz,
muy infeliz
y no me jacto.
No me jacto, ojalá brillara el sol
para olvidar esa noche en que el alcohol,
cruel Genoveva,
te llevó a tales excesos.
En mi cuerpo están impresos
feroces besos.
Eran los mis amores caricias mil
hasta que tú,
hasta que tú, Genoveva,
abusando tal vez de mi curiosa
y dudosa juventud
arruinaste mi virtud
y mi salud conjuntamente.
Ahora sólo el desierto me tienta ya,
malviviré,
malviviré en una cueva.
Mercromina y tiritas sólo curan
lo más superficial
y tú causaste un mal
que es esencial,
que es permanente.
Muy permanente, ojalá brillara el sol
para olvidar esa noche en que el alcohol,
cruel Genoveva,
nos llevó a tales excesos.
En mi alma están impresos
feroces besos.
(Javier Krahe)