Si miras por debajo de las olas,
qué buscabas del mar,
quimeras encalladas en el fondo,
brillan en la oscuridad.
Huellas de un gran galeón,
que alguna galerna atrapó,
velas que no largarán,
nudos que no amarrarán,
sombras que vienen y van,
adónde irán.
Si esperas ver el cielo cada noche,
no acabarás de contar,
estrellas que parece que se esconden,
lejos en la eternidad.
Perlas cautivas del sol,
siempre prudente y cruel,
dando al azar su calor,
a un firmamento sin piel,
astros que vienen y van,
adónde irán.
Qué esconderá el universo
detrás del silencio y de la soledad,
viejos planetas aguardan
envueltos en brumas de hielo y de gas,
naves que asaltan el mundo
buscando horizontes de allá, más allá.
Si oyeras el crujido de los truenos,
rayos en el litoral,
batiéndose entre los acantilados,
como en un duelo final.
Furia de un gran temporal,
que de una tormenta nació,
aire que al fin naufragó,
como un sutil vendaval,
vientos que vienen y van,
adónde irán.
Si vieras por encima de las nubes,
nuestro planeta girar,
sembrado de bombillas de colores,
tímidamente brillar.
Nubes cubriendo al azar,
pueblos al amanecer
bosques enteros arder,
barcos que arrojan al mar,
sueños que vienen y van,
adónde irán.
Suena en la selva talada
el latido terrible de la máquina,
tribus de indigentes mueren cautivos
de un mundo cruel y voraz,
cada segundo es un pulso tendido,
una tenue esperanza, un candil.
qué buscabas del mar,
quimeras encalladas en el fondo,
brillan en la oscuridad.
Huellas de un gran galeón,
que alguna galerna atrapó,
velas que no largarán,
nudos que no amarrarán,
sombras que vienen y van,
adónde irán.
Si esperas ver el cielo cada noche,
no acabarás de contar,
estrellas que parece que se esconden,
lejos en la eternidad.
Perlas cautivas del sol,
siempre prudente y cruel,
dando al azar su calor,
a un firmamento sin piel,
astros que vienen y van,
adónde irán.
Qué esconderá el universo
detrás del silencio y de la soledad,
viejos planetas aguardan
envueltos en brumas de hielo y de gas,
naves que asaltan el mundo
buscando horizontes de allá, más allá.
Si oyeras el crujido de los truenos,
rayos en el litoral,
batiéndose entre los acantilados,
como en un duelo final.
Furia de un gran temporal,
que de una tormenta nació,
aire que al fin naufragó,
como un sutil vendaval,
vientos que vienen y van,
adónde irán.
Si vieras por encima de las nubes,
nuestro planeta girar,
sembrado de bombillas de colores,
tímidamente brillar.
Nubes cubriendo al azar,
pueblos al amanecer
bosques enteros arder,
barcos que arrojan al mar,
sueños que vienen y van,
adónde irán.
Suena en la selva talada
el latido terrible de la máquina,
tribus de indigentes mueren cautivos
de un mundo cruel y voraz,
cada segundo es un pulso tendido,
una tenue esperanza, un candil.