Los hay de rincones apagados, recovecos corazones calladitos, sosegados.
De la llama de los duendes de los días todavía por fraguar.
Con la manta, solecito, van buscando atardecer.
Con pinceles, sin pintura, colorean su papel.
Yo busco el rincón en la noche que me fragüe con su azar.
Me voy del estruendo del día, que me viola la ansiedad.
Los hay del estruendo de la charla carcajadas explosiones sin la capa, desbocados
De la luna dependientes de las noches todavía por violar
Con camisa del contagio van buscando amanecer.
Con miradas sin trapecio ponen ojo a la pared.
De la llama de los duendes de los días todavía por fraguar.
Con la manta, solecito, van buscando atardecer.
Con pinceles, sin pintura, colorean su papel.
Yo busco el rincón en la noche que me fragüe con su azar.
Me voy del estruendo del día, que me viola la ansiedad.
Los hay del estruendo de la charla carcajadas explosiones sin la capa, desbocados
De la luna dependientes de las noches todavía por violar
Con camisa del contagio van buscando amanecer.
Con miradas sin trapecio ponen ojo a la pared.