Cuando el 11 de marzo estallaron las bombas fuimos más conscientes que nunca de la fragilidad de nuestras vidas. Supimos lo absurdo que es un mundo cada vez más violento en el que los que deciden y legislan desoyen el clamor ensordecedor compartido por toda la opinión pública que exige paz y entendimiento entre los pueblos.
Todo es muy frágil. Pero a veces la fragilidad se vuelve diamantina y se llena de futuro, como cuando todos salimos a la calle a solidarizarnos con las víctimas, a condenar un modelo planetario en el que se militarizan las relaciones entre los pueblo. En memoria de todas las víctimas de aquel terrible atentado escribí esta canción.
Todo es frágil:
tu costumbre de amarme,
mi fe,
el silencio y la vida que duerme
en un vagón de tren.
Tu contrato fugaz,
la memoria,
este hilo de voz,
las quimeras que surcan estrechos
y este corazón
que persigue tu rastro
en la alfombra de la habitación.
No es tan frágil
el trueno del fúsil,
el temor
a perderme tus dulces mañanas,
tanto dolor.
La memoria del banco,
el aroma de aceite en el mar,
las fronteras de acero para hombres,
humo para el capital
que regula espejismos
y ordena tu necesidad.
Yo soy frágil como un cristal
si falta usted a esta cita, mi amor,
si el canto se llena de olvido,
si el recuerdo se va
y ya no ríe conmigo.
Quizá no seamos héroes
pero aún seguimos vivos
y en la crisálida su voz estallará.
Y no se quedará inmóvil al borde del camino
y hará futuro su fuerte fragilidad.
Es tan frágil el abrazo del mundo y su paz,
la promesa desde la tribuna
y su empeño por perdurar.
Soberbio y resistente
es el grito del miedo anunciando el final
y la noche que escupen al cielo
tantas chimeneas,
los disparos de nieve,
el rugido de las bayonetas.
Quizá no sea tan frágil
tu costumbre de amarme,
mi fe,
tu voz y tu memoria.
¿Sabes?, quizá me equivoqué.
Quizá no sea indestructible
el trueno del fusil, tanto dolor,
la burbuja que encierra este grito
y este temor
a saberme perdido,
a perderte y perder la razón.
Yo soy frágil como un cristal
si falta usted a esta cita, mi amor,
si el canto se llena de olvido,
si el recuerdo se va
y ya no ríe conmigo.
Quizá no seamos héroes
pero aún seguimos vivos
y en la crisálida su voz estallará.
Y no se quedará inmóvil al borde del camino
y hará futuro su fuerte fragilidad.
Todo es muy frágil. Pero a veces la fragilidad se vuelve diamantina y se llena de futuro, como cuando todos salimos a la calle a solidarizarnos con las víctimas, a condenar un modelo planetario en el que se militarizan las relaciones entre los pueblo. En memoria de todas las víctimas de aquel terrible atentado escribí esta canción.
Todo es frágil:
tu costumbre de amarme,
mi fe,
el silencio y la vida que duerme
en un vagón de tren.
Tu contrato fugaz,
la memoria,
este hilo de voz,
las quimeras que surcan estrechos
y este corazón
que persigue tu rastro
en la alfombra de la habitación.
No es tan frágil
el trueno del fúsil,
el temor
a perderme tus dulces mañanas,
tanto dolor.
La memoria del banco,
el aroma de aceite en el mar,
las fronteras de acero para hombres,
humo para el capital
que regula espejismos
y ordena tu necesidad.
Yo soy frágil como un cristal
si falta usted a esta cita, mi amor,
si el canto se llena de olvido,
si el recuerdo se va
y ya no ríe conmigo.
Quizá no seamos héroes
pero aún seguimos vivos
y en la crisálida su voz estallará.
Y no se quedará inmóvil al borde del camino
y hará futuro su fuerte fragilidad.
Es tan frágil el abrazo del mundo y su paz,
la promesa desde la tribuna
y su empeño por perdurar.
Soberbio y resistente
es el grito del miedo anunciando el final
y la noche que escupen al cielo
tantas chimeneas,
los disparos de nieve,
el rugido de las bayonetas.
Quizá no sea tan frágil
tu costumbre de amarme,
mi fe,
tu voz y tu memoria.
¿Sabes?, quizá me equivoqué.
Quizá no sea indestructible
el trueno del fusil, tanto dolor,
la burbuja que encierra este grito
y este temor
a saberme perdido,
a perderte y perder la razón.
Yo soy frágil como un cristal
si falta usted a esta cita, mi amor,
si el canto se llena de olvido,
si el recuerdo se va
y ya no ríe conmigo.
Quizá no seamos héroes
pero aún seguimos vivos
y en la crisálida su voz estallará.
Y no se quedará inmóvil al borde del camino
y hará futuro su fuerte fragilidad.