Cada vez que un alma pura pise este planeta se pervierte y se le da un arma para que pueda matar
Un millón de dedos aprietan. Hemos nacido para sangrar, hemos nacido para derramar nuestra lucha.
Las cosas deben cambiar, con las manos llenas de llagas, muriendo en el intento, pero algo permanecerá para siempre, los ecos de nuestros gritos pidiendo igualdad, nuestras almas jamás morirán y te recordarán que hemos nacido para sangrar.
Un millón de dedos aprietan. Hemos nacido para sangrar, hemos nacido para derramar nuestra lucha.
Las cosas deben cambiar, con las manos llenas de llagas, muriendo en el intento, pero algo permanecerá para siempre, los ecos de nuestros gritos pidiendo igualdad, nuestras almas jamás morirán y te recordarán que hemos nacido para sangrar.